Hormigón entre campos de arroz
La antigua región china de Siyi, cerca del delta del río de la Perla, inició en 1839 una ola migratoria de trabajadores con destino al sureste asiático, Australia y Norteamérica que se prolongó durante todos los siglos XIX y XX. Se debió a una creciente presión poblacional en la zona que conllevó hambrunas. En algunos casos, estos inmigrantes progresaron y enriquecieron su tierra de origen enviando divisas y retornando al jubilarse. Esto, a su vez, atrajo a bandas de maleantes que protagonizaron incidentes de robos y secuestros. La solución al problema fue recuperar y mejorar una tradición arquitectónica propia que venía del siglo XVI: los diaolou. Se trata de torres fortificadas que apuestan por la verticalidad. Las bandas de ladrones tenían muy complicado atacar un edificio con pocos resquicios, defendido en la planta baja y con los lugareños protegidos en las altas. Estos diaolou son la seña de identidad del condado de Kaiping y alrededores. Hoy, la mayor parte están deshabitados por el éxodo rural, pero son un símbolo para esta región y todos sus emigrados.
Siyi ha sido siempre una región que mira al mar, llena de navegantes y emigrantes. Esto ha favorecido un continuo flujo cultural cuando sus habitantes retornaban. El asunto de los bandidos y los diaolou no surgió en el siglo XIX, sino en el XVI. Las torres de esta época son más bajas, pero también solucionaban otro problema recurrente, el de las crecidas del río de la Perla. En 1649, la zona se pacificó y el condado de Kaiping tomó su nombre actual, que significa el comienzo de la paz. Poco tuvo que ver con lo vendría en el final del imperio Qing. Solo en los 31 primeros años del siglo XX se construyeron el 90% de los diaolou para responder a las continuas agresiones. Los diaolou modificaron tanto el paisaje de la zona que este cambió radicalmente. La crisis mundial de los años 30 perjudicó la economía local, lo que empezó a limitar las nuevas construcciones. Junto a la entrada del comunismo y la reducción de la criminalidad, la principal función de los diaolou quedó finiquitada. Muchos se han echado a perder, pero cada vez hay más conciencia en su cuidado.
Se estima que fueron hasta 3.000, pero hoy sobreviven 1.833 diaolou en Kaiping y otros 500 en la vecina Taishan. Se acumulan tantos en un contexto rural de campos de arroz verdes que el contraste abruma. A la altura de los edificios se le añade su estilo único. En su mayor parte están hechos de un material tan occidental como hormigón, copiando la estructura básica de un edificio occidental, pero añadiendo detalles orientales que el hormigón favorecía. La composición final es excepcionalmente original: un paisaje un tanto surrealista y extraño, como un skyline occidental con toques chinos entre verdes campos. Los pueblos donde se ubican los diaolou tienen un diseño rectilíneo y acorde a los preceptos del feng shui, protegidos por entradas y al menos un diaolou comunal. La mayoría eran, eso sí, la residencia de una familia adinerada. También hay torres vigía, normalmente en espacios más abiertos.
Cuatro son las zonas señaladas con mayor y mejor cantidad de ejemplos: Sanmenli, Zili, Majianlong y Jinjiangli. Fuera de ellas destaca también la original e imponente torre vigía del clan Fang, cerca de Zili. Se conocía como el faro porque utilizaban una potente luz para vigilar. Sanmenli es una pequeña aldea con un único diaolou, pero es relevante porque tiene dos plantas en ladrillo rojo levantadas en el XVI. Zili es una de las aldeas con mayor concentración y coherencia, destacando la ornamentación de la torre Mingshi. Majianlong es similar, con una uniformidad que se rompe generalmente utilizando diferentes decoraciones de estuco. Aquí destaca Tianlu, compuesta por 29 hogares en siete pisos. Jinjiangli es la que más influencia occidental tuvo. Se nota en la torre Shengfeng, con detalles de barroco francés, y en Ruishi, que además es la más alta de Kaiping con nueve pisos.
Hoy viven en este condado unas 700.000 personas. Es fácil llegar en autobús desde las grandes ciudades de Cantón, Macao y Hong Kong. Salvo desde esta última es factible hacer el viaje yendo y volviendo en el día. Una vez en Kaiping hay dos maneras prácticas de ver los pueblos de los diaolou: en taxi concertado o en bicicleta. Es un terreno plano ideal para estas últimas si no vamos en verano, cuando el clima es pegajoso. Todas las zonas principales están en un radio de unos veinte kilómetros, así que en un día se puede ver todo. Se pagan entradas individuales a los diaolou principales, desde los que se tienen unas vistas panorámicas estupendas. Muy cerca de Kaiping está Taisha, la otra región donde hay diaolou. Como es más montañosa se pueden disfrutar de vistas más elevadas.
Fotos: Kevin Poh / Pacual 1er
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