Agua para un imperio
Por extensión y su administración de las regiones conquistadas, muchos historiadores consideran al persa aqueménida el primer gran imperio. Este pueblo se estableció en las llanuras iraníes, un improbable lugar como nacimiento de un imperio por su extrema aridez. Para paliar la ausencia de lluvias y la estacionalidad de los escasos ríos, los persas explotaron un método de extracción de agua de incierto origen: el qanat. Se propagaron rápidamente por el imperio aqueménida, ligando su éxito al de muchas ciudades, que crecían con la apertura y conservación de los qanats y declinaban con la destrucción o descuido de estos. Este sistema no fue superado nunca. En la primera mitad del siglo XX alcanzó su pico con 40.000 qanats que extraían anualmente 18 millones de metros cúbicos de agua. Tras una era de descrédito por ser considerados poco modernos, en los últimos años se han revitalizado por su sostenibilidad hídrica. La puesta en valor ha incluido la consideración especial para once qanats históricos que muestran todos los aspectos asociados al sistema.
Los qanats fueron la respuesta ante cambios climáticos en la meseta persa que complicaron la disponibilidad de agua. Con los pozos tradicionales incapaces de sostener grandes poblaciones, se buscó otra manera de extraer las abundantes aguas freáticas. En un qanat, lo primero es localizar estas fuentes. Los trabajadores especializados, muqannīs, buscan en abanicos aluviales de zonas montañosas, donde existe alta posibilidad de agua y facilidad para excavar. Una vez hecha una cata vertical, si la situación es óptima se empieza a trabajar, pero en perpendicular. Esta es la principal cualidad de los qanats: su horizontalidad. Estos acueductos subterráneos de medido gradiente descienden desde las montañas hasta la ciudad. En su camino se horadan sucesivos pozos verticales para extraer agua y mantener el qanat. También diques si es necesario apaciguar el flujo y algún kariz o brazo secundario para llegar a otras zonas. El agua emerge en el mazhar y se distribuye entre la población bajo un sistema de gestión denominado mirab. No está exento de estratificación: las clases altas disfrutan del primer flujo, menos contaminado.
Cómo empezaron los qanats es una cuestión a debate. Las dos principales teorías hablan bien de un origen casual, para drenar minas del noroeste iraní, bien de la importación cultural desde el sureste de la península arábiga, siendo así los aflajs omaníes su antecedente. Varios escritos del primer milenio a.C. señalan claramente su existencia. Es difícil hablar de un qanat primigenio, aunque entre los más antiguos se encuentra Qasabeh en Gonabad. Coincide que tiene el pozo madre más profundo, 300 metros, y cuenta con uno de los relojes de agua o fenjaan más antiguos. Los relojes eran el método más exacto para calcular los repartos de agua, que dependiendo del qanat podían complicarse. El de Baladeh, por ejemplo, cuenta con más de 7.000 accionistas, pese a lo cual mantiene un sistema de reparto tradicional para gestionar su gran volumen de agua. Como el de Mozd Abad, es de época sasánida, cuando los qanats recuperaron la relevancia de tiempos aqueménidas para no perderla hasta las agresivas bombas de agua mecánicas del siglo XX. Hasta poco antes se horadaron qanats como los dos de Bam: Ghasem Abad y Akbar Abad.
Se calcula que la suma de kilómetros de los qanats está por encima de los 250.000. Con unos ochenta, el más largo se encuentra en Zarch. Como otros, cuenta con estructuras asociadas al qanat como estanques para almacenar agua y molinos, uno aún en funcionamiento. Algunos qanats incluyen más complejidades como un doble nivel de acueductos, como Moon en Esfahán. Otros tienen diques especialmente diseñados para detener completamente el flujo cuando no es necesario, como Vazvan, o todo lo contrario, hasta seis pozos madres y canales para responder a la demanda como Gowharriz. Acorde con la simbología de los qanats, las aguas suelen tener propiedades asociadas y proveen agua a hamams y mezquitas. Otros siguen celebrando rituales para la limpieza y conservación como Ebrahim Abad. También un elemento tradicional persa, los jardines, está íntimamente ligado a los qanats como ocurre en Hasan Abad-e Moshir, cerca de Yazd.
Los qanats no son una experiencia turística, pues lo más importante de cada uno está bajo tierra. Los principales se encuentran alrededor de las ciudades de Gonabad, Ferdows, Esfahán, Kermán, Bam y Yazd. En todas podemos buscar el mazhar y seguir el curso en la superficie o bien buscar algún pozo de acceso frecuentado por locales. No obstante, Yazd es la ciudad ideal para visitar qanats. Hay tres puntos de interés relacionados con ellos: el museo del agua que nos ayudará a entender la relevancia y tecnología del sistema, el molino de agua de Kushkno perteneciente al qanat de Zarch y el jardín Pahlavanpur, regado por el qanat de Hasan Abad-e Moshir. Algunas agencias de Yazd incluso ofrecen trekkings subterráneos por los qanats.
Fotos: Karizography / S.H. Rashedi
Comentarios recientes