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Fortalezas partas de Nisa

Fortalezas partas de Nisa

Ahal (Turkmenistán)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 11 10, 2018
  • Category:

Los persas inesperados


Partia fue un antiguo pueblo ubicado al sureste del mar Caspio, entre los desiertos de Karakum y Kavir. Tomó forma a lo largo del primer milenio a.C., primero como región autónoma de la Persia aqueménida y luego conformando su propio imperio totalmente independiente. Este comenzó con Andrágoras, que en medio de las guerras internas seléucidas aprovechó la oportunidad y empezó a acuñar moneda propia. Corría el año 247 a.C. y, aunque su reinado apenas duró, sentó las bases para cuando la dinastía arsácida tomó el mando. Estos no solo resistieron el empuje persa, sino que se invadieron. Fueron los arsácidas los que lograron contener a los romanos desde la batalla de Carrhae en el 53 a.C. hasta finales del siglo II, pero estas guerras y otras con tribus nómadas les agotaron. Los persas sasánidas tomaron el testigo y con ellos el nombre de Partia se diluyó en el tiempo. La primera capital de los arsácidas fue Nisa o Mithridatkert. Situada a los pies de las montañas Kopetdag, dos yacimientos en forma de colina, lo que se conoce en arqueología como tell, cuentan la historia temprana de los partos.

Entrada a Vieja Nisa

Entre los restos de Nisa se han encontrado trazas de actividad humana desde mucho antes de los partos. Parece que la zona estaba plenamente sedentarizada al comenzar el primer milenio a.C. Los partos no produjeron mucho material escrito y su historia se ha tenido que rellenar con historia oral, crónicas de historiadores de la época y restos arqueológicos, especialmente monedas y trozos de cerámica. Parece que la fundación de la ciudad sucede con Arsaces I, fundador de su dinastía, en torno al 250 a.C. La ciudad se dividió desde el comienzo en dos partes, una para el pueblo llano y otra para la realeza. Arsaces, líder de la tribu parni, derrotó a Andrágoras y consiguió controlar Partia, que luego su sucesor perdería puntualmente. En esta época, Nisa fue la capital. Aquí se entremezclaron las dos influencias arquitectónicas de la primera etapa parta: su pasado cercano como persas aqueménidas y el influjo griego. Efectivamente, esta zona había sido helenizada no mucho antes por Alejandro Magno.

Una vez que los partos empezaron a expandirse, cambiaron la localización de su centro de poder, para centrarlo en su espacio de influencia. La gran ciudad de Ctesifonte, a orillas del Tigris en el actual Irak, fue el lugar elegido. Esta ciudad fue posteriormente, con los sasánidas, la más grande del mundo tras el fin del imperio romano. Nisa quedó lejos de Ctesifonte, pero parece que su impronta marcó a los partos, que pudieron localizar aquí su mausoleo real. De esta segunda etapa procede el otro nombre de la ciudad, el de Mithridatkert. Significa fuerte de Mithradat I, un rey parto del siglo II a.C. que seguramente revitalizó la ciudad. Nisa sufrió un fuerte terremoto sobre el año 10 a.C. La parte real fue abandonada, pero la ciudad siguió existiendo sin apenas relevancia unos siglos más. Siendo musulmana gozaba de cierta prosperidad cuando sufrió el azote mongol, como pasó con la cercana Merv, y Nisa fue definitivamente abandonada. La arena fue cubriendo poco a poco ambas zonas formando los dos tells.

Vista de Vieja Nisa

Ambos están separados kilómetro y medio y se conocen como vieja y nueva ciudad. Las excavaciones de la vieja ciudad comenzaron en 1930 y desvelaron la ciudadela real. La nueva ciudad, con una estructura urbana muy densa, apenas ha sido trabajada. Vieja Nisa es un tell de catorce hectáreas delimitadas por una muralla con cuarenta torres que forma un pentágono irregular. En su interior se distinguen dos zonas. La norte descubrió un gran edificio con distintas salas con función identificada. Es la parte que más restos arqueológicos ha proporcionado, incluyendo varias estatuas, fragmentos de tronos reales y unos 2.700 trozos de cerámica con restos de escritura que han ayudado a reconstruir la historia parta. En la parte central hay distintos edificios, entre los que destaca uno con un patio cuadrangular de mil metros cuadrados.

La renovadísima capital de Turkmenistán, Asjabad, es la puerta de entrada a Nisa, que se encuentra apenas a quince kilómetros. Asjabad, llena de edificios de mármol blanco muy nuevos, alberga también el aeropuerto principal del país. También aquí está el Museo Nacional, que tiene una sala dedicada a los restos arqueológicos de Nisa. La excursión al sitio en sí suele complementarse con el mausoleo de Turkmenbashi. Es prácticamente fundamental acudir con guía, pues si no corremos el riesgo de no identificar apenas los restos que vemos. Turkmenistán es un país de temperaturas extremas, así que conviene ir en primavera u otoño.

Fotos: Bjørn Christian TørrissenRoland Lin

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