Reivindicación subsahariana
Para mucha gente, historiadores incluidos, la historia del África subsahariana parece arrancar con la llegada de la colonización. Es como si el pasado de las gentes que llevan poblando esta parte del mundo no fuera digno de consideración, no nos tuviera nada que contar. Ese era por supuesto el pensamiento de los propios colonos, que cargados de racismo obviaron toda cultura subsahariana, ya fueran paisajes culturales ancestrales o sitios arqueológicos de gran valía. En este sentido, el sitio de Gran Zimbabue rompió de tal forma los eurocéntricos esquemas de la época que los arqueólogos tuvieron que sortear todo tipo de trabas y recomendaciones interesadas para defender que existían civilizaciones subsaharianas capaces de organizarse en grandes núcleos de población y dominar extensas zonas. Eso es justo lo que fue el Reino de Zimbabue, cuyas ruinas se consideran la estructura humana antigua más grande al sur del Sáhara.
El país actual toma el nombre de su época más esplendorosa, que desde luego dista mucho de su historia reciente: independizado en 1980 de la Corona británica, vive desde entonces un fuerte régimen autoritario por parte de Mugabe, que además ha sangrado económicamente al país a pesar de su potencial. Los nacionalistas indígenas empezaron a utilizar en los años 60 el término de Zimbabue en referencia al sitio arqueológico Gran Zimbabue. Este parece proceder de la expresión local dzimba-dza-mabwe, grandes casas de piedra, aunque es solo una de las versiones que circulan. Para estos nacionalistas, Gran Zimbabue representaba lo que los indígenas eran capaces a nivel arquitectónico y político si caminaban solos. La realidad fue muy distinta.
Parece que la etnia shona, una variedad de los bantúes, fue la que se instaló en el este del país actual en torno al siglo X. El primigenio reino de Mapungubwe fue sustituido por el de Zimbabue, que floreció gracias al comercio con oriente y los árabes. Los shona tenían el monopolio de oro y de marfil, dos productos muy apreciados. Los excedentes sirvieron para organizarse en ciudades y de ahí nació Gran Zimbabue. El apogeo duró tres siglos, hasta que en el XIV el reino de Mutapa reveló al de Zimbabue. La ciudad fue abandonada en 1450, pero las ruinas a base de piedra vencieron el paso del tiempo. No son las únicas: hay unas 200 estructuras similares por la zona, pero las de Gran Zimbabue son de lejos las más grandes. El sitio arqueológico se divide en tres zonas: el conjunto de la colina, la gran cerca y el conjunto del valle. En ese orden fueron también construidas: parece que la división no es funcional, sino que cada zona fue sucesivamente el centro de la ciudad, que llegó a alcanzar unos 18.000 habitantes. La más imponente es la gran cerca, rodeada con una alta muralla de piedra y con estructuras de ladrillo en su interior como una torre cónica.
En todo el sitio fueron encontrados distintos artefactos, como por ejemplo esculturas del pájaro que ahora es el símbolo de Zimbabue. Estos artefactos, que incluían material de árabes y orientales por el comercio, fueron la primera clave para demostrar que Gran Zimbabue era una construcción subsahariana. Antes pasaron por allí otros exploradores. La primera referencia es del portugués Vicente Pegado en 1531. Hasta 1871 no hay más visitas occidentales. Entonces, el alemán Karl Mauch visitó la zona y, al corriente del pensamiento de la época, afirmó que era una expansión del Reino de Saba, mucho más al norte. Theodore Bent realizó el primer estudio riguroso, pero su conclusión también fue que no podían ser de autoría subsahariana. David Randall-MacIver fue el primero que lo sugirió y Gertrude Caton-Thompson aportó las primeras pruebas concluyentes gracias a los artefactos enterrados. Aun así, los arqueólogos siguieron sufriendo la presión del gobierno colonial, que se resistió a aceptar la autoría subsahariana incluso cuando llegaron las primeras pruebas de datación con radiocarbono.
Gran Zimbabue es una visita habitual cuando se viaja a este país africano. El sitio arqueológico está a unos 30 kilómetros de la ciudad de Masvingo, donde se puede coger un taxi. Masvingo está a unas tres horas al sur de la capital Harare. Son aconsejables las visitas guiadas, que duran media mañana. Si se contrata un circuito por la zona también suele incluir el paso por Gran Zimbabue, la mejor muestra arquitectónica antigua en una zona generalmente visitada por su naturaleza. La mejor época para ir al país es de mayo a septiembre, cuando no hay lluvias y la temperatura es más suave.
Foto: Mike / Andrew Ashton
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