Pequeño Japón tropical
Japón es un país insular formado por unas 6.000 islas. Forma dos arcos desde la isla rusa de Sajalín hasta Taiwán. La excepción las suponen las islas Nanpō, divididas entre las Uzu y las Ogasawara, aunque ambos grupos están geográficamente relacionados y parten en línea recta desde la bahía de Tokio. Las islas de Ogasawara, también llamadas Bonin, están tan lejos de Tokio, a unos mil kilómetros, y tan deshabitadas, apenas 2.500 personas, que ni suelen salir en los mapas de Japón. En total, Ogasawara está conformada por unas treinta islas que abarcan una línea de 400 kilómetros del Pacífico. Están a su vez divididas en dos grandes grupos. Las islas del sur, llamadas de los Volcanes, incluyen la famosa Iwo Jima, relevante escenario en la II Guerra Mundial. El clima que domina las Ogasawara es tropical o subtropical, lo que sumado a la lejanía de otros lugares ha generado una biodiversidad apreciable tanto en cantidad como en calidad. Así, multitud de especies de flora y fauna de Ogasawara son endémicas. Además, muchas aves y especies marinas se acercan a su idílico y apenas alterado entorno.
Las islas de Ogasawara tienen un inequívoco origen volcánico, aunque sus dos grupos difieren entre sí. Todas forman parte del arco Izu-Bonin-Mariana, la frontera de una placa continental sumergida que asoma a las fosas de las Marianas, el punto de mayor profundidad de los océanos gracias a la potente subducción que está sufriendo. Las islas del noreste las conforman los grupos de Mukojima, Chichijima y Hahajima. Esta zona emergió hace unos 48 millones de años al comenzar la subducción, es decir, cuando la placa oceánica empezó a empujar y elevar la continental. Quedaron así expuestas partes del fondo marino formado por rocas volcánicas. Las islas de los Volcanes o Kazan son mucho más jóvenes y su formación tiene más que ver con violentas erupciones de estratovolcanes. Hay una última isla, justo al oeste de Chichijima, llamada Nishinoshima. Es con diferencia la más activa, habiendo tenido dos procesos eruptivos en los últimos cincuenta años. La mayor parte de las islas tienen una orografía marcada por altos acantilados, pero también playas y arrecifes coralinos. Ninguna tiene una gran extensión, siendo la mayor Chichijima con 23 kilómetros cuadrados.
El mayor valor de Ogasawara está en su biodiversidad endémica. La flora es variada con zonas de bosques húmedos, las más afectadas por la agricultura, y otras más complicadas y secas con arbustos y praderas. En total hay más de 400 especies de flora y cerca de la mitad son endémicas, estando las islas emparentadas con el resto de Japón y el sudeste asiático. En cuanto a la fauna, depende de su tamaño y su capacidad para llegar aquí. El único mamífero es el amenazado murciélago de las Bonin. Hay también endemismo en reptiles e insectos, pero lo más sorprendente de Ogasawara son sus caracoles de tierra: hay 134 especies y tres cuartas partes son endémicas. La fauna marina es también muy importante, siendo el coral zona de paso de cetáceos y tortugas marinas. Tanto endemismo conlleva sensibilidad, como demuestran varias especies extinguidas. Especialmente sensible es la avifauna, con catorce especies amenazadas de las casi 200 que hay.
Las extinciones llegaron con la colonización en el XIX. Anteriormente hubo habitantes o al menos visitantes, como demuestran varias zonas arqueológicas melanesias. Fueron los europeos los primeros en avistar las islas, pero los japoneses los que desde 1670 empezaron a cartografiarlas. Sin embargo, en 1827 fueron reclamadas por Reino Unido y tan solo tres años después llegaron los primeros colonos estadounidenses y europeos. En 1862, los japoneses empezaron a reclamarlas. Unos años después nacionalizaron a todos sus habitantes y enviaron a sus colonos. Tras ser escenario de la II Guerra Mundial pasaron a manos estadounidenses, que las devolvió en 1968. Solo dos islas están hoy pobladas. Muchos son descendientes de aquellos primeros colonos, que poco a poco se fueron mezclando con los japoneses.
No hay aeropuertos salvo en Iwo Jima, visitable solo en tours organizados bastante caros. Al resto se puede ir en barco. Desde Tokio parte un servicio regular una vez cada tres días en dirección a Chichijima. Tarda unas 25 horas si el mar está calmado. Para Hahajima, la otra isla poblada, hay servicios internos regulares y para el resto hay barcos chárter. Aunque no nos movamos de Chichijima usaremos barco seguramente para visitar la pequeña y típica isla de Minamijima. Más allá de esto hay todo tipo de actividades típicas de islas tropicales: trekking, snorkel, buceo, avistamiento de ballenas y delfines, etc. Siempre está la opción del puro descanso en playas como Sakaiura. Hay muchos microclimas entre las islas, pero en general a comienzos de año el clima es más seco y frío.
Fotos: Naomi Doak / Stuart Rankin
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