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La Gran Muralla

La Gran Muralla

China

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 14 11, 2020
  • Category:

Materializando fronteras


Las fronteras son líneas imaginarias negociadas entre los estados. En ocasiones, la geografía ayuda con montañas o ríos, pero muchas veces no tienen nada de físicas. Cuando se quiere controlar exhaustivamente una frontera por motivos militares, migratorios o arancelarios, uno de los estados involucrados tiende algún obstáculo. Es algo en boga por grandes proyectos, pero habitual desde la Antigüedad. Si de murallas hablamos, nada como la Gran Muralla china. Hay que tener claro que hablamos de varias murallas construidas a lo largo de más de 2.000 años. En tanto tiempo hubo cambios fronterizos y cada uno precisó de sus murallas. La más reconocible es la Ming, orientada a protegerse de los mongoles. Suma la espectacular cifra de 6.259 kilómetros ciñéndonos a los construidos, pues sumando zanjas o accidentes naturales se acerca a los 9.000. Al añadir las versiones antiguas, el arco suma más de 21.000. Es cien veces más que la siguiente muralla histórica, la iraní de Gorgan.

Tramo de la Gran Muralla en Jinshanling

En el siglo VII a.C., las guerras entre distintos estados chinos llevó a levantar las primeras murallas entre ellos. Fueron derruidas por el unificador Qin Shi Huang, que levantó la suya para protegerse de los vecinos del norte. Es en esta época cuando empieza a reconocerse el arco que forma la Gran Muralla en el norte, en torno a la actual provincia de Mongolia Interior, pero yendo del Gobi a Corea. Las dinastías posteriores ampliaron o arreglaron las murallas, hoy casi totalmente erosionadas tras un prolongado periodo de abandono. Al cambiar el milenio, las fronteras cambiaron de nuevo y surgieron nuevas murallas en territorios muy septentrionales, incluso en la moderna Rusia. En el siglo XIV, los Ming expulsaron a los Yuan, de origen mongol. A mediados de siglo tenían serios problemas para controlar a los resolutivos pueblos mongoles y retomaron ciertos tramos. Tras la crisis de Tumu, en la que el emperador Zhu Qizhen fue secuestrado, la situación se agravó. A finales del siglo XV, Yu Zijun impuso su estrategia defensiva y se inició el megaproyecto.

Según China construía un tramo, los mongoles buscaban nuevas grietas para penetrar y saquear, lo que precisaba una nueva ampliación. Esta dinámica se mantuvo todo el siglo XVI, en el que la Gran Muralla no fue un gran proyecto gubernamental, sino la suma de decisiones y peticiones regionales. No hablamos solo de muchos más kilómetros que las previas, sino de una construcción elaborada en cuanto a materiales, con piedra y ladrillo, y 25.000 torres. Especialmente robustas fueron en torno a la nueva capital, Pekín, pero nuevamente se extendieron desde Corea hasta el paso de Jiayu, protegiendo la Ruta de la Seda. Desde 1600, los manchúes empezaron a suponer un serio problema para los Ming. En 1644, el general Wu Sangui se alió con ellos para aplacar una rebelión en Pekín. Abrió las puertas de Shanhai al ejercitó manchú, que aprovechó para conquistar China dando paso a la última dinastía imperial, Qing. Dado que estos venían con sus propios territorios al norte, la Gran Muralla perdió su sentido.

Final de la Gran Muralla por el este, en Shanhai

El legado Ming no presenta hoy un estado heterogéneo. Un alto porcentaje se ha perdido, otras partes no se han restaurado estando sujetas a fuerte erosión y otras han servido como cantera local. Hay ciertas secciones más restauradas, especialmente en zonas más turísticas, en las que la Gran Muralla luce como en tiempos Ming. El mejor ejemplo es la sección Badaling, de unos ochenta kilómetros. Aquí, la Gran Muralla alcanza ocho metros de altura y cinco de ancho en una zona montañosa muy escénica que en su día protegió la puerta Juyongguan, al sur. Parecido paisaje hay en otros tramos famosos como Jinshanling, de grandes pendientes, o Mutianyu, con gran densidad de torres. Uno de los puntos más especiales es la puerta Shanhai, donde la Gran Muralla termina porque se encuentra con el mar Bohai. Esta original vista rivaliza con el cercano tramo de Jiumenkou, único punto en el que la Gran Muralla cruza un río y, por tanto, es un puente.

Está claro que lo primero a decidir con la Gran Muralla es qué punto queremos visitar. Podemos ir más allá y optar por un trekking de varios días, para lo cual hay empresas especializadas. Hay secciones más o menos turísticas, siendo Badaling la más accesible, a solo hora y media de Pekín, pero la más masificada. Su visita suele incluir el museo del sitio y alguna tumba Ming. Mutianyu es también excursión de un día desde Pekín y muy aconsejable. En ambos casos, un teleférico nos ayudará a acceder a la Gran Muralla, por la cual andaremos el tiempo deseado. Hay otros tramos en los que el turismo va creciendo como Gubeikou, Jinshanling, Jiankou o Simatai, estando la última sin restaurar. Una opción al margen, pues está a tres horas de Pekín, es Shanhai. Implica hacer noche, lo mismo que si queremos ver el amanecer en Jinshanling, muy recomendable.

Fotos: Severin.stalder / Prashanth Raghavan

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