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Medina de Fez

Medina de Fez

Fez-Mequinez (Marruecos)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 2 12, 2019
  • Category:

Antiurbanismo y eruditos


Entrar en Fez el-Bali no es solo un viaje a la Edad Media, es una experiencia difícil de igualar por su imposible tejido urbano. Carente de lógica alguna, se podría denominar antiurbanismo. Este laberinto de callejones sin salida, callejas estrechas, zocos y escaleras está considerado el centro urbano no apto para vehículos a motor más grande del mundo: aquí el medio de transporte es y seguirá siendo el burro. En medio de este aleatorio tejido se encuentra la universidad de Qarawiyyin, símbolo de Fez. Fundada por Fatima al-Fihri en 859, suele nombrarse como institución universitaria más antigua del mundo. Sin entrar en comparaciones, Qarawiyyin lleva más de once siglos con su sistema híbrido de educación religiosa y legal. Apenas ha cambiado su método de lectura e interpretación de textos en torno a un maestro. Es el símbolo de la denominada capital cultural y religiosa de Marruecos, en su día también política.

Panorámica de Fez

El primer dirigente musulmán de Marruecos y fundador de la dinastía idrísida, Idris I, fundó Madinat Fas en el 789. Poco después, su hijo fundó Al-Aliya justo al otro lado del río Jawhar. Enfrentadas entre sí, la primera recibió una oleada de inmigrantes de Al-Andalus y la segunda de la tunecina Kairuán. Cada una forjó su propio carácter, pero Al-Aliya destacó por su universidad. La rivalidad creció cuando los idrísidas se consumieron y la zona fue disputada por el califato de Córdoba y los fatimíes del este. Mientras, ambas crecieron y llevaron sus murallas hasta las orillas del río. Así hasta 1070, cuando los almorávides, fundadores de Marrakech, unieron las medinas. Aunque Fez perdió poder político, el rol comercial y cultural despegaron. Los almohades ampliaron la ciudad desplazando las murallas hasta su localización actual. Se convirtió en una de las ciudades más pobladas del mundo con 200.000 habitantes. Lo mejor estaba por llegar: en 1250 los benimerines iniciaron su cénit.

Crearon Fez Jdid, nuevo distrito militar y administrativo, pero no se olvidaron de Fez el-Bali. Casi todos los edificios medievales de la ciudad proceden de su época. Fue especialmente relevante el despliegue cultural y educativo con numerosas madrazas. Suyo es el estilo dominante aquí, una fusión del almohade y andalusí. También acogieron a judíos exiliados, para los crearon su barrio mellah, y apoyaron el ascenso de jerifes, descendientes nobles de Idrís. Ambas cosas se combinaron en 1465 cuando varios jerifes se rebelaron contra el visir judío instalado en el poder. Cayeron los benimerines, aunque Fez no dejó de ser capital con los wattásidas. Esto sucedió con los siguientes, los saadíes, instalados en Marrakech. Aún volvería a ser capital con los alauitas desde 1727 hasta el siglo XX, aunque compartiendo poder con Marrakech y en la última etapa con Rabat. El cambio a esta última fue cosa de los franceses, que también dejaron su sello en Fez con un ensanche.

Patio de la universidad de Qarawiyyin en Fez

Amplias avenidas en la parte francesa y el palacio real en Fez Jdid dan paso a la ciudad medieval amurallada de Fez el-Bali. La entrada más utilizada es la que separa ambos núcleos, Bab Bou Jeloud, desde la que ya se ve una de las madrazas más importantes de la ciudad: Bou Inania. Es un ejemplo de arquitectura benimerín y la única con una mezquita asociada. De las dos antiguas Fez, la de Kairuán es la más llamativa gracias a su mezquita y universidad Qarawiyyin. Tras varias ampliaciones, el aspecto actual procede principalmente del siglo XII. Cerca están otros ejemplos de arquitectura benimerín como el santuario de Idrís II y la madraza Attarin. Más allá de monumentos, Fez es una ciudad disfrutable en sí misma al atravesar zocos y gremios tradicionales. Entre estos últimos destaca el de los curtidores, entre cuyas casas los trabajadores se afanan tintando pieles en enormes cubas, un espectáculo no apto para todos los olfatos.

Fez tiene más de un millón de habitantes y aeropuerto propio, aunque mucha gente llega en circuito: está a unas tres horas de Casablanca. Lo primero es tomar perspectiva del laberinto desde algún punto como el hotel Merinides. El debate al entrar en la medina es la necesidad de guía: un GPS puede solventar la orientación y perderse es parte del encanto de Fez, pero si nos agobiamos es mejor contratar uno, pero con credenciales para que no nos lleve de tienda en tienda. Además, nos librará de los ofrecimientos del resto. Otra advertencia clásica es que si oímos “balak” nos movamos: significa que pasa un burro. En cuanto a los curtidores, la mejor opción es subir a una tienda con terraza. Un truco para minimizar el hedor es ir a primera hora. Como en todo Marruecos, no se puede entrar a las mezquitas si no se es musulmán, pero Bou Inania es la excepción. Fez es una ciudad con multitud de posibilidades de compras y es capital gastronómica.

Fotos: Jose Javier Martin Espartosa / Riyaad Minty

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