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Monasterio de Poblet

Monasterio de Poblet

Cataluña (España)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 25 09, 2020
  • Category:

Císter ibérico


El siglo XII fue muy intenso en el noreste de la península ibérica. La conquista cristiana de territorios musulmanes se aceleró en dos frentes que convergieron en 1137 cuando el rey Ramiro II de Aragón hizo pública la denominada Renuncia de Zaragoza. Mediante esta se unieron de facto Aragón y Barcelona, aunque la unión de jure llegó en 1164. Entre ambas fechas gobernó Ramón Berenguer IV de Barcelona, conde y princeps. Impulsó la conquista de varios territorios en manos musulmanas empujando la frontera hasta el río Ebro. La conquista no finalizaba con la victoria militar. Era necesario apuntalar los nuevos territorios con población secular y eclesiástica. Es la razón de fondo de la fundación del monasterio de Poblet alrededor de 1150. Ramón IV le entregó las tierras al monasterio de Fontfroide, en Rosellón, cuyo abad era su hermano. Esta relación con la realeza se confirmó dos siglos después al convertirse en panteón real de Aragón. Poblet se había convertido en el mejor representante del Císter en la península ibérica.

Claustro del monasterio de Poblet

El origen del nombre de Poblet hace referencia a la alameda que dominaba en su día la cuenca del río Barberá, donde se levantó. El abad Gerardo fue el primero de Poblet, que empezó a recibir monjes en 1153. Diez años después arrancaron las obras para sustituir las estructuras temporales por el monasterio de piedra, empezando por la capilla de San Esteban. Las obras se prolongaron varias décadas avanzando con unas donaciones reales que hicieron de Poblet uno de los principales monasterios cistercienses. Pedro el Ceremonioso confirmó la relación con la Corona en 1340 al crear el panteón real. Todos sin excepción fueron enterrados aquí hasta Fernando el Católico, enterrado junto a su mujer Isabel de Castilla. Este matrimonio puso fin a la Corona como tal, lo que supuso malas noticias para Poblet. El siglo XIX, con su anticlericalismo, estuvo plagado de saqueos, abandonos e incendios, de modo que a comienzos del XX Poblet estaba en ruinas. En 1930 se creó un patronato para restaurarlo y hoy los monjes lo han vuelto a habitar. 

Como en otros monasterios cistercienses, Poblet está diseñado para ser una entidad autónoma y autosuficiente. Esto incluye granjas, fuentes de agua, zonas agrícolas y hasta bosques. Cada granja era administrada por un monje que empleaba no solo a otros monjes, sino también a seglares. En el centro del monasterio había también enfermería, cementerios, molinos, panaderías y calabozo. Poblet funcionaba como un feudo dirigido por un abad en vez de un noble. Más aún: controló de facto sesenta pueblos y estableció filiales en lugares como Valencia, Mallorca o Aragón, algunos tan relevantes como el Monasterio de Piedra. Poblet tenía presencia en las cortes catalanas y actuaba como consejero en la Corona. El abad tenía el puesto de diputado y Limosnero Real, una suerte de ministro de asuntos sociales. En Poblet, este poder se reflejó en un inmenso complejo amurallado formado por tres recintos comunicados entre sí con las puertas Prades, Dorada y Real. Flanqueada por torres poligonales, la última daba paso al corazón del monasterio. 

Retablo y tumbas reales del monasterio de Poblet

Aunque hay elementos con otros estilos, en Poblet domina el románico en transición al gótico típico de la arquitectura cisterciense, cuya principal característica es la contención decorativa y el uso activo de la luz. La iglesia principal tiene planta basilical y tres naves que de norte a sur van mutando del románico al gótico, mientras que la puerta de acceso es barroca y el retablo renacentista. Este, obra de Damián Forment en alabastro, es la obra decorativa más espectacular en Poblet junto a las tumbas reales. El lado norte de la iglesia se comparte con el claustro, la otra referencia. Sus alas fueron construidas en fases e incluso algunos elementos como la sala capitular fueron reemplazadas, en este caso con una fantástica bóveda de crucería. El elemento más llamativo es un pequeño templete del siglo XIV que sirve como lavabo. Dentro del recinto está también el palacio del rey Martín el Humano. Construido a comienzos del XV, es una de las muestras de gótico civil más relevantes de Cataluña.

Poblet está a 45 minutos de Tarragona y el doble de Barcelona, por lo que es factible visitarlo en excursión de un día. También podemos alojarnos en el monasterio, que tiene una hospedería en los recintos monacales. De hecho es posible alojarse en el monasterio en sí acompañando a los monjes, pero está reservado a varones. La mejor manera de llegar es en transporte privado, aunque hay autobuses y trenes al cercano pueblo de Espluga de Francolí. La visita se puede hacer por libre, pero por poco más disfrutaremos de una visita guiada. Hay además dos museos: Restauración y Palau del Rei Martí. Poblet es la punta de lanza de la turística Ruta del Císter, que incluye otros monasterios como Santes Creus.

Fotos: José Luis Filpo Cabana / Josep Puighermanal

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