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Niza, ciudad balnearia de invierno de la Riviera

Niza, ciudad balnearia de invierno de la Riviera

Provenza-Alpes-Costa Azul (Francia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 11 07, 2022
  • Category:

Hibernación mediterránea


Los animales disponen de distintas estrategias para afrontar el invierno. Las más habituales son hibernación y migración. Desde que apostamos por el sedentarismo, las personas lo tenemos más complicado, aunque el dinero abre muchas puertas. Cada invierno se desplazan miles de personas desde las zonas más frías de Europa al templado Mediterráneo. La democratización del turismo ha permitido que las clases medias puedan invernar en distintos puntos, pero en el siglo XVIII estos movimientos estaban limitados a la nobleza. Se concentraban en diferentes puntos, siendo pionera la costa Azul francesa. Protegida del viento por las distintas cordilleras que la encajonan, Niza se convirtió en refugio de cientos de nobles llegados del norte, principalmente británicos y rusos. Esta antigua ciudad vio la oportunidad de reinventarse, lo que marcó el urbanismo y arquitectura de varias expansiones urbanas que describen la evolución del turismo en Europa. 

Vista del Paseo de los Ingleses en Niza

A pocos kilómetros de Italia, la historia de Niza tiene mucho que ver con la de Liguria. Es fundada en el siglo IV a.C. por colonos griegos que le dan el nombre de la diosa Niké. Durante la Edad Media estuvo relacionada con ciudades italianas como Génova o Pisa, pero también en manos de Provenza. A partir de 1388, su historia quedaría ligada a la Casa Saboya, que desde Turín repelía ataques franceses. Desde el tratado de Utrecht de 1713, Niza entraría en una etapa pacífica. A mediados de siglo empezaron a llegar los primeros nobles ingleses con intención de invernar. Los Saboya vieron la oportunidad y remodelaron el puerto para facilitar el acceso, lo que convirtió a Niza en ciudad de referencia para el invierno. Los turistas no esperaban alojarse en el intrincado centro medieval, por lo que Niza vivió su primera gran expansión al oeste del río Paillon. Nacía el barrio Croix de Marbre, referencia a una cruz de mármol del siglo XVI, a base de villas nobles. Desde los años 30 del siglo XIX, el número de nobles que llegaba cada invierno empezó a multiplicarse. 

Fue el germen del Consiglio d’Ornato, órgano local inspirado por los Saboya que tenía el objetivo de ordenar el crecimiento urbano. La clave era conjugar la demanda con mantener el aire pintoresco. Así nació la primera versión del Paseo de los Ingleses, el paseo marítimo de Niza, y las regulaciones urbanísticas que fijaron el ancho de avenidas, espacio arbolado, uniformidad de fachadas, etc. En 1860, Niza pasó definitivamente a manos francesas, lo que tuvo un doble efecto. La conexión por tren multiplicó nuevamente el número de turistas. Permitía además estancias más cortas, un cambio en la demanda de ocupación hotelera. Además, el Consiglio d’Ornato desapareció y el orden urbano de Niza fue progresivamente cediendo en pos de la iniciativa privada. Desde el fin de la I Guerra Mundial, la demanda de Niza viró hacia el verano. Aunque el Paseo de los Ingleses se reformó, la norma fue el descontrol urbanístico y densificación.

Costa de Niza con el Château de l’Anglais en lo alto

El cauce del río Paillon, parcialmente soterrado, divide en dos Niza. Al este queda el centro medieval, un laberinto de callejas a los pies de la colina donde se encuentran los restos del castillo. La plaza Masséna, sobre el Paillon, actúa de bisagra con la ampliación urbana dedicada al turismo. Aquí, las calles son más amplias y la arquitectura es un ecléctico catálogo de estilos europeos desde el siglo XVIII: del neoclasicismo hasta movimientos modernos como el art decó. Podremos encontrar multitud de hoteles históricos como el Negresco, Regina, West-End, Westminster, Palais de la Méditerranée, etc. Muchos de ellos se encuentran en el Paseo de los Ingleses, que sobrepasa la ampliación urbana hasta la punta de Rauba-Capeu. Además de hoteles, por todo Niza podemos encontrar villas de todos los tamaños y estilos imaginables, siendo impactante la vista de algunas como el Château de l’Anglais.

Niza continúa siendo la ciudad de referencia de la Costa Azul francesa, aunque el turismo ha excedido su oferta y se distribuye por la costa. La mejor manera de iniciar la visita es subiendo a la colina del castillo, que ofrece una vista ideal del Paseo de los Ingleses. Desde ahí podemos callejear el centro medieval y terminar en la costa viendo los hoteles clásicos. Sus precios son mayormente prohibitivos, pero no hay mejor manera de aproximarnos al antiguo lujo. Es el que atrajo a multitud de figuras y artistas. Dos de ellos, los pintores Marc Chagall y Henri Matisse, tienen aquí sendos museos dedicados a su obra. Niza es también lugar para comprar o ir a un casino, aunque para esto podemos acercarnos a Mónaco, a escasos minutos. Si queremos algo más sencillo, el mercado de Cours Saleya es ideal. Podremos degustar platos locales como pissaladière y socca, que emparentan la cocina local con la ligur. Aunque el verano es temporada alta, la mayor concentración de gente se da en el famoso Carnaval.

Fotos: leonidrad / Pierre Bona

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