Montículos comerciales
A falta de imperios o reinos, dividir la Norteamérica precolombina es una compleja tarea. Rasgos culturales más o menos cercanos son la única guía que da pie a grandes divisiones como los indígenas de los bosques orientales. Esta zona abarca lo que queda al este de las grandes praderas y llega hasta los grandes lagos, por lo que hablamos de una amplísima región hoy estadounidense. Arqueólogos de este país empezaron a identificar distintos sitios de los pueblos que ocuparon esta zona hace unos dos milenios, en el prolífico periodo intermedio. A falta de grandes ciudades, si algo unía a todos estos grupos, denominados bajo la cultura Hopewell, es el comercio a través de los cursos fluviales. Una de las cuencas más activas fue la del río Ohio, que en varios de sus afluentes albergó la principal manifestación física de Hopewell en forma de numerosos montículos. Aun con mucha información por depurar por la falta de registro escrito, las obras en tierra de estos pueblos nos permiten intuir la complejidad y grado de avance que alcanzaron durante varios siglos.
Hopewell recibe su nombre del dueño de las tierras a las que llegaron en el siglo XIX arqueólogos como Ephraim George Squier y Edwin Hamilton Davis, primeros en investigar varios montículos indudablemente artificiales. Pese a que ambos cartografiaron la zona y recuperaron artefactos, parte fue convertida en campamento militar a comienzos del siglo XX y se perdió mucha información. En varias campañas iniciadas en 1920 se hizo una investigación más profunda y se rehicieron varios montículos antes de la protección legal. Lo más destacable fue la cantidad y calidad de la artesanía hallada. Aunque la jerarquía social era solo incipiente, algunas tumbas dedicadas a las élites muestran una variedad de formas artísticas y materiales como en pocos lugares de Norteamérica. Los Hopewell utilizaron materiales típicos como madera, hueso, piedra y cerámica, pero también perlas, conchas, dientes de grizzli, cobre e incluso plata. Los objetos tallados van desde simples puntas de flecha hasta todo tipo figurinas y joyas pasando por multitud de pipas ceremoniales. Son la mejor demostración de la red comercial que tejieron los Hopewell en la costa este estadounidense.
El surgimiento de la cultura Hopewell no fue súbito, sino muy gradual desde la anterior cultura Adena, también responsable de estructuras en tierra. Durante los cuatro primeros siglos de nuestra era, la cultura alcanzó su cénit materializado en los principales montículos en los valles de los ríos Scioto, Paint Creek y Miami. No solo requirieron organización social, sino profundos conocimientos de los sustratos locales y, según se especula por su orientación, conocimientos astronómicos. Estos grupos de cazadores recolectores declinaron sobre el año 400 por razones desconocidas, aunque se cree que cambios climáticos o exceso de caza condujeron a una menor cantidad de carne disponible. Menor población implicó menores posibilidades de comercio y una contracción social y económica que con el paso de los siglos dio paso a grupos agrícolas en el sur de Ohio con asentamientos más estables y jerárquicos.
La cultura Hopewell tiene diseminados sitios arqueológicos por varios estados, pero los principales se encuentran en tres grupos de Ohio: Newark, el Parque Histórico Nacional Hopewell y Fort Ancient, que abarca la mayor extensión elevada de todos los montículos. En Newark destacan los montículos del Gran Círculo y el Octágono por su tamaño, teniendo el segundo 170 metros en cada lado con un extraordinario nivel de precisión. El Octágono forma actualmente parte de un club de golf, situación que se quiere revertir. En cuanto al núcleo principal, en Hopewell destacan los numerosos montículos en formas como octágonos, círculos, cuadrados y combinaciones en zonas más extensas como Mound City o Hopewell Mound Group. En muchos casos formaron parte de necrópolis, pero también hay evidencia arqueológica de construcciones de piedra y madera y alineamientos con el sol y la luna que probablemente tenían función de calendario o ritual. Los montículos, de decenas de metros, se elevan unos tres metros desde el suelo.
Ohio no suele estar en la lista de viaje cuando uno va a EEUU, pero para hacernos una idea los sitios Hopewell están a medio camino entre Washington y Chicago, a unas seis horas de cada una. Para el grupo del Parque Histórico la localidad de referencia es Chillicothe, justo en la confluencia de los ríos Scioto y Paint Creek. El aeropuerto más cercano es el de Columbus, una hora al norte. Todos los sitios son gratuitos y Mound City y Hopewell Mound Group son los más preparados para el turismo, especialmente el primero que tiene centro de visitantes. En este también se pueden ver algunas de las piezas halladas en los montículos, aunque muchas fueron llevadas al British de Londres. En Newark se pueden visitar los dos grupos de montículos, estando el centro de visitantes en el Gran Círculo.
Fotos: National Parks Gallery / Matthew Traucht
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