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Parque arqueológico nacional Tak’alik Ab’aj

Parque arqueológico nacional Tak’alik Ab’aj

Retalhuleu (Guatemala)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 24 09, 2024
  • Category:

De olmecas a mayas


El periodo preclásico de la civilización maya abarca desde el 2000 a.C. hasta el 250, cuando un colapso de causas desconocidas acabó con la mayoría de los asentamientos. Sus primeras fases vieron una progresiva sedentarización desde el año 1000 a.C. con el aumento del comercio, desarrollos hidráulicos y el nacimiento de la arquitectura maya basada en plazas y montículos. Otro rasgo común en su etapa intermedia fue la influencia olmeca. Esta cultura estaba ubicada más al norte, pero se dejó notar vía comercial. Los olmecas controlaban el istmo de Tehuantepec y desde ahí comerciaban con toda la costa pacífica maya, donde varias ciudades compartían cultura, pero guerreaban entre ellas. Desde esta zona, los mayas irían ascendiendo por el Petén y fundando las posteriores grandes ciudades: Tikal, Calakmul, etc. Una de las que pudo superar el colapso del preclásico fue Tak’alik Ab’aj. Con fuertes lazos olmecas, fue una de las que más destacó por la cantidad y calidad de su producción artística preclásica. 

Estructura de Tak’alik Ab’aj

Los orígenes de Tak’alik Ab’aj se encuentran sobre el 800 a.C., cuando se forma el primer asentamiento. Implica el terraceado de las laderas volcánicas de las tierras altas guatemaltecas. Esta primera fase está marcada por la influencia olmeca. En una situación estratégica entre la costa del Pacífico y las tierras altas, los contactos comerciales a larga distancia fueron constantes y con ellos el flujo de ideas y estilos artísticos que se mezclaron y dieron como resultado, por ejemplo, el estilo ocosito de la cerámica local. Paulatinamente, la región maya tomó forma propia al tiempo que los olmecas declinaban. Este periodo de transición llegó hasta el 100 a.C., cuando Tak’alik Ab’aj tiene todos los rasgos propios de la cultura maya preclásica que con el tiempo se manifiesta en el uso del calendario o la escritura. Las cosas se complicaron sobre el año 150 con la llegada de pueblos del oeste, lo que dañó el comercio a larga distancia y termina con el cénit local.

Esta incierta etapa acaba sobre el año 500, cuando Tak’alik Ab’aj es una de tantas ciudades mayas clásicas. Los desencuentros con ciudades vecinas son habituales. En el siglo IX, estos llevan a Tak’alik Ab’aj al enfrentamiento con los pueblos K’iche’ y la ciudad es finalmente abandonada tras 1.700 años de historia que sirven de resumen del preclásico y clásico maya. Los restos fueron explorados desde finales del siglo XIX por Karl Sapper, al que siguieron otras campañas, sobre todo en los años 70 del siglo pasado. Analizando el lugar se descubre que el nombre oficial de la ciudad en su día pudo ser Kooja y se advierten los rasgos artísticos que unen la ciudad con los olmecas y los mayas. Toda esta zona montañosa estaba en manos de haciendas privadas de azúcar y café que cedieron los derechos sobre los restos de Tak’alik Ab’aj creándose el Parque Arqueológico que desde entonces los protege. Igual que en otros sitios mayas de Guatemala, los indígenas modernos utilizan activamente el sitio para sus rituales, aunque con el objetivo de limitar su impacto se han instalado altares modernos. 

Estela en Tak’alik Ab’aj

Tak’alik Ab’aj está asentada sobre diez terrazas consecutivas regadas por un sistema hidráulico basado en canales artificiales. Las terrazas se dividen en cuatro grupos principales monumentales: centro, norte, oeste y sur. De todas, la central es donde se encuentran los principales monumentos tallados tanto en granito, una piedra mucho más dura que la habitual caliza de las tierras bajas mayas, como en arcilla recubierta de piedra. Entre las estructuras destacan uno de los campos de pelota más tempranos que se conoce; la estructura 5, la más grande del lugar; y la estructura 7, en la que se hallaron los principales artefactos de Tak’alik Ab’aj. Además de alineamientos astronómicos, en esta estructura se advirtió el recurso maya de construir sobre estructuras previas, en este caso la denominada estructura rosada. En Tak’alik Ab’aj destaca la producción escultórica con más de 300 ejemplares, sobre todo por su variedad estilística, que demuestra el comercio a larga distancia junto con los objetos encontrados en toda la ciudad. También destaca la reutilización de esculturas previas en edificios posteriores, como el Cargador del Ancestro.

Tak’alik Ab’aj se suele quedar al margen de los circuitos por Guatemala pues está a unas tres horas al oeste del lago Atitlán, de donde suele venir el turismo en excursión completa de día. En la otra dirección se llega al Pacífico en solo una hora, pero no a la zona de playas más famosa de Guatemala. Dentro del sitio, que nos llevará unas dos horas de visita, hay varios recorridos propuestos y podemos contratar un guía. Es recomendable para interpretar ciertas zonas del lugar y diferenciar las influencias olmeca y maya. Toda la región es muy calurosa y húmeda. En el sitio hay anexo un pequeño zoo, pero no es recomendable.

Fotos: Pierre Doyen / National Archaeological Park Tak’alik Ab’aj

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