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Parque Nacional de los Volcanes de Hawái

Parque Nacional de los Volcanes de Hawái

Hawái (EEUU)

Volcanes encadenados


La geología del archipiélago de Hawái se asemeja a una cadena de montaje: la placa del Pacífico se mueve hacia el noroeste y atraviesa un punto caliente muy activo que crea islas volcánicas. Estas siguen su curso y se erosionan hasta desaparecer. Este sencillo proceso hay que llevarlo a escala geológica. La placa se mueve unos cincuenta kilómetros cada millón de años, de modo que la actual Hawái parece una foto fija. Según esta, la isla del sureste, llamada como todo el archipiélago, está sobre el punto caliente, de modo que cuenta con 400.000 años frente a los 28 millones de la isla más antigua. Estar sobre el punto significa mucha actividad, la que tienen los volcanes Mauna Loa y Kīlauea. Afortunadamente, la actividad de Hawái, a la que da nombre, es poco explosiva. Su característica principal son los ríos de lava basáltica que llevan miles de años modelando y agrandando la isla. Mauna Loa, medido desde el fondo oceánico, es la mayor masa volcánica del planeta.

Ríos de lava formados por el Kīlauea en 2018

La diferencia de tamaño entre las islas de Hawái se refleja cuando la homónima, con más de 10.000 kilómetros cuadrados, suma más superficie que el resto juntas. La conocida como isla Grande no es sin embargo muy habitada. Cinco son los volcanes en escudo que la forman y, como en el archipiélago, cuanto más al sureste, más actividad. Kīlauea, a orillas del mar, emergió hace solo 100.000 años y se considera uno de los volcanes más activos del mundo. Prácticamente toda la lava que lo recubre tiene menos de un milenio. La última racha empezó en 1983 gracias al cono Puʻu ʻŌʻō. En su falda suroeste se ha formado el falso desierto de Kaʻū. Falso porque no llueve poco, pero desierto porque la lluvia se acidifica y no permite vida alguna. Kīlauea ha sustituido así al Mauna Loa, que no obstante seguirá activo unos miles de años. Sus 4.169 metros emergidos, casi diez kilómetros si incluimos la parte submarina, están por debajo del cercano Mauna Kea, pero sus poco inclinadas faldas lo extienden kilómetros a la redonda.

Cuando los volcanes y su lava lo permiten, la vida surge en el Parque Nacional de los Volcanes de Hawái. Esta llegó principalmente por el aire gracias a diversas aves y se fue adaptando y evolucionando hasta formar endemismos muy acusados. Esto la ha hecho históricamente muy vulnerable a la actividad humana, mucho más que el propio vulcanismo. Algunas especies intentan sobrevivir confinadas en pequeños valles. La dirección de los vientos y la altitud son otros factores que afectan a los más de veinte ecosistemas diferentes. Van del tropical al desértico pasando por la tundra alpina. Uno de los más especiales lo forma el bosque Ola’a, en el que las copiosas lluvias dejan un sustrato muy húmedo. En él crecen distintas especies primitivas entre las que dominan el árbol endémico ʻōhiʻa y los helechos gigantes. Entre las aves endémicas y amenazadas están la barnacla de Hawái, águila de Hawái, cuervo de Hawái, amakihi, solitario omao, akikiki de Hawái, etc.

Vista del Mauna Loa desde el Mauna Kea

La isla Hawái da nombre a todo el archipiélago y parece que recuerda al legendario navegante polinesio que puso el primer pie aquí. Ahora no, pero en el pasado fue la isla más activa entre los nativos. Aquí nació el unificador y fundador del Reino de Hawái, previo a la colonización, y aquí murió el descubridor para Occidente, James Cook. Por el tipo de erupciones, aunque se cuenten varios desastres, los volcanes no han causado grandes catástrofes. En 1912 Thomas Jaggar fundó el observatorio de volcanes a orillas del Kīlauea sobre terreno cedido por George Lycurgus, fundador de Volcano House. Hoy es un centro puntero de vulcanología. Su objetivo es vigilar amenazas como la depresión de Hilina en la falda del Kīlauea, que podría provocar un fatal corrimiento de tierras submarino. También el Mauna Loa, que está entre los diez volcanes de la década por su peligrosidad.

La isla Grande es una de las visitas obligadas en Hawái. Hay dos aeropuertos con alguna conexión con algunos estados, pero la mayoría llegan de Honolulú. El este de la isla es más lluvioso, sobre todo de octubre a abril, por lo que los resorts de acumulan en el oeste, aunque en todo caso sus playas no son destacables. La forma de moverse es en coche, pero hay que alquilar con mucha antelación. La carretera 11 es la entrada al Parque Nacional de los Volcanes. Lo más prudente es acercarse al centro de visitantes de Kīlauea para preguntar por las condiciones de las carreteras. Las más famosas son Crater Rim Drive y Chain of Craters Road. A pie podemos hacer recorridos para acercarnos a los volcanes, como Kilauea Iki Trail, o subterráneos como el tubo de lava Thurston. Mauna Loa, menos visitado, es fácilmente coronado por el Observatory Trail. El bosque Ola’a no es recomendable por lo embarrado del terreno.

Fotos: United States Geological Survey / Anish Patel

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