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Parque Nacional del Iguazú

Parque Nacional del Iguazú

Paraná (Brasil)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 27 10, 2020
  • Category:

Más allá de las cataratas


El río Iguazú es uno de los afluentes más relevantes del Paraná. Nace a muy pocos kilómetros del océano Atlántico, en la Serra do Mar, cerca de Curitiba. Fluye dirección oeste sobre varias llanuras consecutivas y algunas zonas rugosas que han sido aprovechadas para embalsarlo varias veces. El Iguazú entra en una zona tropical que, sin embargo, ha sido diezmada radicalmente por la agricultura. Haciendo frontera con Argentina, solo un pequeño parche ha sobrevivido en su estado primario precolonial: el Parque Nacional del Iguazú. Pese a ser clave para la biodiversidad de la zona, con representantes como la nutria gigante y el oso hormiguero gigante, la fama del río llega en los últimos de sus 1.205 kilómetros. Poco antes de llegar a su desembocadura en la conocida como triple frontera, el Iguazú rompe abruptamente su sinuoso curso en una de las cataratas más famosas del planeta. Espectáculo compartido con Argentina, donde están la mayoría de los saltos, desde el lado brasileño tendremos las mejores vistas.

Vista aérea del Parque Nacional de Iguazú en el entorno de las cataratas

El Iguazú atraviesa una llanura ligeramente ondulada de fondo basáltico con sustrato rojizo en su aproximación a las cataratas. Estamos en un clima subtropical con matices, esto es: aquí las estaciones no marcan la presencia de lluvias y la humedad, que son constantes a lo largo del año, sino que afectan al termómetro, con diferencias de veinte grados. Esta variación de temperaturas hace que la vegetación sea menos abundante que el Amazonas, pero aún así estamos en una tupida selva con más de 2.000 especies de plantas vasculares. El Parque Nacional cubre el margen derecho del río Iguazú durante unos 300 kilómetros de su curso final, incluidas las cataratas. En este recorrido apenas se protegen unos kilómetros desde la orilla, salvo en la parte este del Parque, donde penetra cincuenta kilómetros. Hablamos en total de 185.000 hectáreas de selva, mucho más que el lado argentino, que cubre poco más de las cataratas. Estas tienen una perspectiva perfecta desde el lado brasileño, incluido su famoso salto en forma de U: la Garganta del Diablo. 

Las cataratas generan un spray que añade un extra de humedad a la vegetación que las rodea, además de albergar fauna específica como los vencejos de cascada, más abundantes en Argentina. El lado brasileño, sin embargo, supera con mucho a la fauna argentina por su extensión. Teniendo en cuenta la reducción del bosque, muchas de ellas están amenazadas. En algunos casos, como el pato serrucho, ni siquiera ha sido suficiente para mantener poblaciones sanas. Este pato es una de las 400 especies de avifauna de Iguazú, que también tiene nutridas poblaciones de mamíferos, reptiles como el cocodrilo yacaré overo y muchas especies de peces que, debido al salto de agua, no se comparten en su mayoría con la cuenca del Paraná. Entre los mamíferos se encuentran depredadores felinos como jaguares, ocelotes y leopardos tigre, y especies como la nutria gigante, que tiene aquí su población más sureña, y el oso hormiguero gigante, extinguido en muchas partes de Sudamérica.

Poço Preto en Parque Nacional del Iguazú

Esta región fue hogar de los diezmados guaraníes hasta las colonias. Del lado brasileño caían a manos de los esclavistas bandeirantes, mientras que otros se refugiaron en las misiones jesuíticas. Las cataratas, descubiertas por Álvar Núñez Cabeza de Vaca en 1540, llamaron la atención de los viajeros. Fue un ingeniero mulato, André Rebouças, el primero en apostar por su protección en 1876, siendo uno de los ambientalistas pioneros no solo de Brasil, sino mundial. El nombramiento de Parque tuvo que esperar a 1939, por detrás del argentino, aunque en 1909 se establecieron las primeras medidas. Con el tiempo, esta protección se ha mostrado imprescindible, pues los cultivos arrancan justo en el límite del Parque. Hoy, la gestión está a cargo del Instituto por la Biodiversidad Chico Mendes y está relativamente a salvo gracias al control de las talas y cazas ilegales. No hay población en el interior, restringido en su mayor parte.

Al contrario que la localidad argentina, accesible por el puente Tancredo Neves, la localidad que da servicio a las cataratas es muy grande. Foz do Iguaçu cuenta con 300.000 habitantes. Centraliza el turismo a las cataratas, pero también recibe a muchos brasileños que vienen de compras por sus reducidos impuestos. El lado brasileño tiene miradores fantásticos como Trilha das Cataratas, pero menos paseos. Aún así cuenta con aventuras completas como Salto del Macuco, que ofrece recorrido en coche, a pie y en zodiac. Una versión más larga que penetra por la selva más allá de las cataratas es Poço Preto. Merece la pena también el Parque das Aves, santuario ecológico de aves tropicales. Necesitaremos al menos un día completo en el lado brasileño, aunque si vamos sin tiempo siempre podemos optar por un vuelo escénico en helicóptero. Las temperaturas son más suaves si venimos entre junio y septiembre.

Fotos: Claudio Elias / …your local connection

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