Caprichos de Borneo
Una de las más grandes expediciones que ha patrocinado la histórica Royal Geographical Society transcurrió durante los años 1977 y 1978. Se hizo conjuntamente con el gobierno regional malayo de Sarawak y su objetivo era investigar a fondo el recientemente creado por entonces Parque Nacional de Gunung Mulu. Otro objetivo primordial era establecer un plan de conservación que luego, de hecho, se convirtió en un modelo para el sudeste asiático. Durante quince meses, 115 científicos se distribuyeron por el bosque tropical virgen de la región en seis campamentos. Hubo proyectos de ecología, geomorfología, botánica, zoología, conservación, etc. Los resultados del trabajo fueron espectaculares, documentando zonas desconocidas con 2.500 plantas, sesenta mamíferos, más de 250 aves, 320 peces y miles de insectos. La expedición, conocedora del terreno kárstico que iba a pisar, llevó un equipo de espeleológos para investigar las profundidades de Gunung Mulu. Arrancaron una exploración que durante los años siguientes cartografió algunas de las cuevas más espectaculares del mundo.
El Parque está en la isla de Borneo, la tercera más grande del mundo. La mayor parte de Borneo es indonesia, pero el norte lo comparten Malasia y Brunei. Esta parte es más accidentada, con una cordillera que corre paralela a la costa. Frente a Brunei se extiende una región kárstica, la formación Melinau, coronada por la montaña Mulu, de 2.376 metros de altura. Este pico, principalmente de arenisca y esquisto, tiene una base de caliza. Junto a sus dos montes hermanos forma la elevación kárstica más grande de la zona, que se ha ido modelando desde hace 17-40 millones de años. Las zonas kársticas son muy fácilmente erosionables, lo que sumado al clima tropical y las abundantísimas lluvias hace que lo que en otros lugares sean gargantas y cañones aquí sea un paisaje dramático. Basta echar un vistazo al bosque de pináculos kársticos de hasta cincuenta metros de altura, un paisaje solo comparable en todo el planeta al Tsingy de Bemaraha de Madagascar.
Pero si en la superficie Gunung Mulu impresiona, por debajo de la tierra aún más. Esta es una de las zonas subterráneas más investigadas del mundo en sus más de 300 kilómetros de galerías. Una de las primeras en ser investigadas fue la cueva del venado, explorada parcialmente por Wilford en 1961. Hasta el descubrimiento de la cueva vietnamita de Son Doong, se consideró la cueva con mayor volumen del mundo, gracias a sus 169×125 metros de corte transversal y su longitud, de varios kilómetros. A su lado está el Jardín del Edén, una antigua cueva que colapsó en su momento y que ahora es atravesada por un riachuelo. Otro segundo puesto es el de la cámara subterránea de Sarawak: es la segunda más amplia del mundo, solo por detrás de una cámara recientemente descubierta en China. Aún conserva el primer puesto en superficie, con 600×435 metros de ancho y largo. Si vamos a longitud hay que fijarse en la cueva Clearwater, que empezó a explorarse ya en el 77. Pasa ya de los 200 kilómetros de longitud y cada año se aumenta la cifra, estando en el top 10 de longitud mundial.
Está claro que en Gunung Mulu hay dos mundos: el exterior y el interior. Así ocurre con su biodiversidad. Fuera, la flora es puramente tropical, con 17 zonas distintas que suman un total de 3.500 especies de plantas vasculares con especial protagonismo de las palmeras. En fauna, el animal más representativo es el cálao rinoceronte, ave regional y uno de los ocho bucerótidos y 24 aves endémicas de Gunung Mulu. Entre los mamíferos hay especies exóticas como el jabalí barbudo, rata lunar, oso malayo y primates como el tarsero oriental. Bajo tierra se han identificado más de 200 especies. Destacan los vencejos de cueva y las 27 especies de murciélagos. En algunos casos forman colonias de tres millones de individuos que cubren el cielo cuando salen simultáneamente en busca de comida.
Miri es la ciudad de referencia para esta zona de Sarawak, aunque al pequeño aeropuerto que da servicio al Parque se puede llegar desde otras ciudades. Otra manera de llegar al centro de visitantes, situado en el campamento principal de la expedición del 77, es remontando el río en un duro viaje de doce horas. Gunung Mulu se ha propuesto ser una referencia mundial para el ecoturismo, atrayendo visitantes con ganas de aventura, pero también con posibilidades económicas. Hay que tener en cuenta que algunos de los tours por las cuevas requieren un entrenamiento o acreditación y también reservarlos con mucha antelación. En todo caso es necesario utilizar guías oficiales del Parque en la mayor de itinerarios. Fuera de las cuevas, los destinos más espectaculares son el bosque de pináculos, de tres días, y el ascenso al monte Mulu, de cuatro. Entre junio y julio encontraremos menos lluvias.
Fotos: John Mason / Paul White
2 Comments
Sumamente interesante, muy agradecido.
Gracias a ti!