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Parque Nacional Marino de Sanganeb y Parque Nacional Marino de la Bahía de Dungonab y la Isla de Mukkawar

Parque Nacional Marino de Sanganeb y Parque Nacional Marino de la Bahía de Dungonab y la Isla de Mukkawar

Mar Rojo (Sudán)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 16 07, 2021
  • Category:

Vergel rojo


Geológicamente, el mar Rojo es una grieta inundada que continuará desgajando África en dos partes. Este continente y la península arábiga son las dos orillas de un mar que comienza en el estrecho de Bab el-Mandeb y se bifurca al norte en dos brazos: los golfos de Suez y Aqaba. Pese a su estrechez, el mar Rojo alcanza más de 3.000 metros de profundidad, aunque también cuenta con zonas mucho menos profundas en las que el coral lo convierten en un extraordinario punto de biodiversidad marina. También participan en sus virtudes las particularidades de un mar de alta temperatura y salinidad, factores que no afectan a un adaptado coral. En el mar Rojo también existen zonas submarinas de alta actividad geológica, ideales para la formación de atolones como el de Sanganeb. Aunque completamente sumergido, su poca profundidad lo hace hogar de uno de los arrecifes de coral más septentrionales que existen. Al norte tiene continuidad con la bahía de Dungonab y la isla Mukkawar.

Coral en Sanganeb

A unos 25 kilómetros de Puerto Sudán, principal puerto comercial de Sudán desde su nacimiento en el siglo XX, se encuentra el pequeño atolón de Sanganeb. Se le denomina atolón pese a que su corona de coral está totalmente sumergida cuando sube la marea, asomando ligeramente cuando baja. En el sur hay un faro y otras estructuras artificiales levantadas sobre la misma base coralina. A pocos metros de Sanganeb, único atolón del mar Rojo, el lecho marino se precipita verticalmente hasta los 800 metros de profundidad. La zona protegida de Sanganeb enlaza con la de Dungonab y Mukkawar, unos 150 kilómetros al norte. Aquí nos encontramos de vuelta a la costa en una zona donde la península Rawaya Ras protege la bahía Dungonab, donde se encuentra la isla Mukkawar junto a numerosos islotes. Continente e islas suman 200 kilómetros de costa totalmente pura y limpia. En tierra, el terreno asciende lentamente hasta formar pequeñas colinas de arena y piedras sin apenas vegetación. En Mukkawar se llegan a alcanzar los cien metros de altura. 

Los Parques de Sanganeb y Dungonab-Mukkawar se complementan perfectamente como representación de la vida marina del mar Rojo. Por su naturaleza semicerrada al océano Índico ha generado sus propias dinámicas que históricamente han sufrido periodos de secado completo del mar. En Sanganeb estamos ante un ecosistema típico de arrecife de coral como base para unas 300 especies marinas. Destacan los tiburones, delfines y tortugas marinas. Estas tienen en el este de la isla Mukkawar uno de sus sitios de desove de referencia en el mar Rojo. Aquí, el arrecife es complementado por las praderas marinas y zonas señaladas de manglares, aunque la vegetación exterior es escasa. Además de la fauna de Sanganeb, en la bahía de Dungonab destacan por encima del resto las poblaciones de dugones, que atraídos por los generosos pastos submarinos tienen aquí su principal santuario del mar Rojo. La bahía es también referencia para varias especies de aves que explotan las zonas intermareales.

Vista aérea del atolón de Sanganeb

Por su situación entre regiones históricas, el mar Rojo ha sido utilizado como vía de transporte desde hace siglos, por ejemplo por la Ruta del Incienso. Tras declinar parcialmente en la Edad Moderna, el canal de Suez impulsó su tráfico y es hoy una de las rutas más importantes del planeta. Pese a todo, la biodiversidad del mar Rojo está a salvo gracias a la buena salud de su coral, mucho menos afectado por el calentamiento global que el de zonas como la Gran Barrera. No obstante, la creación de Parques Marinos es indispensable para la conservación. Sanganeb obtuvo su nombramiento en 1990. Aquí no hay actividad humana salvo la necesaria para mantener el faro y edificios anexos. Dungonab fue nombrado posteriormente, en 2004, aunque su fama es anterior. A comienzos del siglo XX, el biólogo británico Cyril Crossland destinó 18 años de actividad a la costa sudanesa. Aquí sí hay presencia humana, pero solo a través de pequeñas comunidades de pescadores a orillas de la bahía.

El mar Rojo, por sus condiciones de visibilidad submarina, es uno de los mayores paraísos para los buceadores. Aunque lejos del turismo que atraen las egipcias Hurgada y Sharm-El-Sheikh, Sudán está creciendo. Puerto Sudán es la entrada de referencia por su cercanía y aeropuerto internacional, aunque muchos pequeños cruceros llegan también desde Port Ghalib en Egipto. Desde Puerto Sudán podemos ir directamente a Sanganeb, pero parte del turismo se está derivando también hacia resorts al norte de la ciudad, en dirección a Dungonab. Esta zona es menos famosa, aunque también tiene puntos de referencia para el buceo como Angarosh. La costa sudanesa es también famosa por otros puntos de buceo como los pecios del barco italiano Umbria o el Blue bell, que naufragó cargado de vehículos Toyota en 1977. De octubre a junio es la mejor época para bucear en el mar Rojo.

Fotos: silvio Pastore Stocchi / Atila Uras

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