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Quseir Amra

Quseir Amra

Zarká (Jordania)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 24 07, 2021
  • Category:

Omeyas relajados


Al este del mar Muerto, sobre una amplia llanura principalmente jordana, hay punteadas varias estructuras que se denominan conjuntamente Castillos del Desierto. La denominación no es idónea porque ni todas están en el desierto, ni sus defensas alcanzan para considerarlas castillos, pero todavía no sabemos su función con exactitud. Fueron construidos durante el califato omeya, entre el 660 y 750 aproximadamente, cuando Damasco era la capital de referencia en un Levante recientemente convertido al Islam. Parece claro que los omeyas fueron los responsables, pero no se sabe cuál era su motivación o si tenían varias: defensiva, económica, recreativa o comercial. Situados generalmente en oasis, todos tienen una parte palaciega, baños, cisterna y una parte agrícola, así que las posibilidades son variadas. Además de representar una tradición arquitectónica efímera, algunos Castillos del Desierto albergan excepcionales muestras del escaso arte figurativo musulmán. En todos los sentidos, incluido este, Quseir Amra es el más celebrado de todos ellos.

Frescos del interior de Quseir Amra

En el siglo VII, la situación política en el Levante dio un vuelco total al perder el imperio bizantino grandes extensiones de terreno en favor del califato ortodoxo, precedente del califato omeya que surgió tras la primera gran escisión del Islam. En el 661 se estableció el califato, que por la rapidez de los acontecimientos y las nuevas conquistas aun presentaba grandes poblaciones de cristianos y judíos dentro de sus límites. Los omeyas lidiaron con esta diversidad con bastante tolerancia, preocupándose más de mostrar la inevitable supremacía del califato. Es la principal interpretación del originalísimo fresco de los Seis Reyes de Quseir Amra, en el que se representan varios gobernantes como los emperadores bizantino y persa o el rey visigodo de Hispania en actitud de sumisión frente al califa, que se habría sentado frente a ellos. Datado a partir del 710, este maravilloso fresco es un resumen del triunfalista ambiente en el que se levantaron los Castillos del Desierto.

La fecha del fresco suele aplicar a la de la construcción de Quseir Amra. Esto situaría a Walid I como el califa que ordenó su construcción, aunque las fechas bailan mucho según la teoría. Según una con bastante aceptación, un sitio como Quseir Amra cuadra más con la personalidad y tipo de vida de califas posteriores como Walid II y Yazid III. En todo caso, tras el ocaso omeya, el lugar quedó abandonado a su suerte en el mismo siglo VIII. Se pierde su pista hasta 1898, cuando el explorador checo Alois Musil las descubrió para Occidente tras ser guiado hasta el lugar por los beduinos locales. Desgraciadamente para la conservación de Quseir Amra, Musil y su compañero, el pintor Alphons Leopold Mielich, tuvieron la mala idea de intentar extraer el fresco para llevárselo a Europa. Solo consiguieron arrancar varios fragmentos dañando irreversiblemente la escena. Antes de ello copiaron los textos y Mielich luego intentó reproducir el fresco. El trabajo conjunto se publicó y lanzó a la fama a Quseir Amra, cuyas pinturas fueron restauradas en los años 70.

Exterior de Quseir Amra

Rodeado de desierto y protegido por los restos de una muralla y un pequeño puesto militar, Quseir Amra es un complejo prototípico de los Castillos del Desierto. Construido en caliza y basalto, el edificio se divide en dos partes. Al este está el edificio principal de triple bóveda y al oeste la zona de los baños con las tres partes clásicas de los baños romanos: apodyterium, tepidarium y caldarium. Fuera del edificio hay un pozo y un sistema para extraer agua. Lo que hace más valioso y diferente a Quseir Amra son sus frescos. Además de los Seis Reyes, en la sala principal podemos ver varias escenas más de difícil interpretación a nuestros ojos. Tiempo después serían muy poco habituales en el mundo musulmán: escenas de caza, comidas con vino y fruta, mujeres desnudas, cortesanos en un barco, etc. En la parte de los baños podemos ver animales humanizados realizando tareas como tocar instrumentos, representaciones del cielo y el zodiaco y escenas similares a las de la Gran Mezquita de Damasco.

La excursión de un día a los Castillos del Desierto es muy habitual desde la capital de Jordania, Amán. Concretamente Quseir Amra está a solo una hora al este de Amán. De camino está Qasr Al-Kharanah y poco más allá Qasr Azraq, dos de los más visitados. El primero tiene más aspecto de fortaleza, mientras que el segundo es famoso por su conexión con Lawrence de Arabia y el recuperado oasis que tiene a su lado. En Quseir Amra hay un sencillo centro de visitantes y nos llevará máximo una hora de visita antes de seguir al siguiente. Lo más interesante son los frescos, para los que es buena idea llevar un guía que nos señale cada detalle y las posibles interpretaciones. En el museo de Pérgamo de Berlín podemos ver un fresco extraído de Quseir Amra.

Fotos: Alyssa Bivins / Jurriaan Persyn

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