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Rabat, capital moderna y ciudad histórica

Rabat, capital moderna y ciudad histórica

Rabat-Salé-Kenitra (Marruecos)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 2 03, 2021
  • Category:

Marruecos en etapas


Se puede considerar que el actual Reino de Marruecos hunde sus raíces en la dinastía idrisí de finales del siglo VIII. Si algo ha marcado este país son sus denominadas capitales imperiales. Son cuatro, aunque dos se repartieron casi todo el poder: Fez y Marrakech. Mequinez fue un proyecto personal de Mulay Ismaíl, mientras que Rabat es la moderna. Aunque tuvo su propio promotor en el siglo XII, Rabat debe su presente a la época del protectorado francés iniciada en 1912. Por entonces, Fez había recuperado el trono, pero posiblemente había pocas ciudades más inadecuadas como capital colonial. Su centro era un laberinto, su religiosidad intensa y los focos rebeldes muy activos. El sultán Mulay Yúsuf, ascendido al trono tras abdicar su hermano al pactar el protectorado, estuvo encantado de mudarse a Rabat y alejarse del descontento nacional. Los franceses acometieron entonces una moderna ampliación urbana, Ville Nouvelle, dirigida por Henri Prost. Añadió la última capa a la ciudad de las muchas que ha acumulado sin perder su personalidad. 

Mezquita inacabada de Hassan en Rabat

Rabat está ligada al río Bu Regreg, cuya desembocadura la separa de su ciudad hermana, Salé, con quien alternó liderazgo local. Sus orígenes están tierra adentro, con un primer asentamiento mauritano del siglo VII a.C. ocupado luego por cartagineses y romanos. En algún momento posterior, bajo dominio musulmán, la ciudad fue abandonada y sus ruinas se convirtieron con los almohades en la necrópolis real de Chellah. Estos construyeron una mezquita en el siglo XIII de la que hoy sobrevive su minarete. Un poco antes de los almohades, los almorávides fueron en el siglo XII los verdaderos fundadores de la Rabat actual donde hoy está la kasbah de los Oudayas. Aquí levantaron una fortaleza que los almohades transformaron en palacio. Fue en la etapa de al-Mansur, que tuvo la intención de fijar aquí su capital. Suya fue la expansión a la actual medina y la mezquita inacabada de Hassan, proyectada para ser la más grande del mundo. Todo se quedó a medias a su muerte y el protagonismo local cambió de orilla. 

En el siglo XVII, Rabat y Salé conformaron una república independiente que se convirtió en un relevante puerto comercial, especialmente atractivo para piratas y colonos, que establecieron aquí consulados. Esta aventura llegó a su fin con los alauitas y Rabat fue temporalmente segunda capital. Entró luego en una complicada etapa en la que se invitó a la luchadora tribu de los Oudayas a ocupar la kasbah para defender la ciudad. El general Hubert Lyautey, primer gobernador del protectorado, cambió otra vez el destino de Rabat al elegirla como capital. Fue Lyautey el que eligió a Henri Prost para urbanizar no solo Rabat, sino todo su protectorado, incluyendo la moderna Casablanca. La Ville Nouvelle se integró con la antigua medina dentro de las murallas almohades bajo un modelo de ciudad jardín con zonas especializadas. Entre estas destacó Jardin d’Essais, una mezcla de jardín urbano y botánico diseñado por el paisajista Jean-Claude Forestier en 1919. Durante la primera mitad de siglo Rabat creció espectacularmente y mantuvo su estatus de capital con la independencia de 1956. 

Kasbah de los Oudayas en Rabat

Estas idas y venidas han dejado una Rabat heterogénea, pero integrada por su respeto a todas las épocas desde el siglo XII. Empezando desde el mar, la kasbah de los Oudayas está sobre un promontorio. Esta pintoresca ciudad amurallada conserva varias torres y puertas como Bab Lakbir. A continuación se extiende la medina con su típica red de callejones y barrios. Es donde más se nota la influencia andalusí, pues muchos moros y judíos se establecieron aquí tras su expulsión de la península ibérica. A continuación se encuentra la Ville Nouvelle francesa vertebrada  por la avenida Mohamed V. Tiene una amalgama de estilos modernistas como el art decó de la catedral de San Pedro. Finalmente llegamos al sitio arqueológico de Chellah. Pegado al río está la inacabada mezquita de Hassan con sus 348 columnas iniciadas y su imponente torre de arenisca roja. Pese a alcanzar solo la mitad de su altura proyectada tiene 44 metros. A su lado está el moderno mausoleo de Mohamed V.

Como capital, Rabat tiene un buen aeropuerto, aunque mucho turismo llega desde otras capitales imperiales más turísticas. Aquí está creciendo gracias en buena parte a su aire más occidental, que la hace más sencilla. Las distancias son un poco grandes si queremos visitar puntos tan alejados como la kasbah y Chellah, así que lo mejor es confiar en los asequibles petit taxis. En todo caso necesitaremos un día completo, sobre todo si terminamos perdiéndonos en la mezquita haciendo compras por la Rue des Consuls. También es buena idea extender la visita acercándonos a Salé. A comienzos del verano tiene lugar en Rabat el Mawazine, festival de música internacional muy popular. Cualquier época es buena para venir, pero en verano podremos disfrutar alguna playa.

Fotos: Carlos ZGZ / Jim & Robin Kunze

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