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Siracusa y la necrópolis rupestre de Pantalica

Siracusa y la necrópolis rupestre de Pantalica

Sicilia (Italia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 24 02, 2019
  • Category:

Grecia muy cerca de Roma


Crisis demográficas, expulsiones y la búsqueda de puertos comerciales llevaron a distintas comunidades griegas a buscar nuevas tierras. La zona más prolífica fue sin duda el sur de Italia, incluida la isla de Sicilia, en lo que se denominó Magna Grecia. Desde el siglo VIII a.C. progresaron aquí distintas polis, entre las que Siracusa fue la principal. Apreciada por los romanos tan pronto fue conquistada, fue uno de los pilares de la patente helenización de la cultura romana. Los dirigentes Gelo y Herio, equiparables al ateniense Pericles, engalanaron en dos épocas distintas la ciudad con templos y edificios. Cicerón la llegó a nombrar la polis griega más bella y poderosa. Sus edificios han idos transformándose con el paso de los siglos, pues Siracusa no ha dejado de estar habitada en sus casi 3.000 años. Antes que ella dominó aquí la pequeña localidad prehelénica de Pantálica. Despoblada finalmente en la Edad Media, su cénit se situó antes de Siracusa, por lo que ambos sitios se complementan.

Vista aérea de Ortigia, germen de Siracusa

Pantálica, hoy principalmente una necrópolis, se encuentra unos cuarenta kilómetros tierra adentro. Sus primeras tumbas arrancan en el siglo XIII a.C. y se prolongan principalmente hasta siglo VII a.C. La cercana colonia de Siracusa, Akrai, probablemente tuvo que ver con el declive de la ciudad. Siguió habiendo un pequeño asentamiento que se fue perdiendo con el paso de los siglos. Lo que permanecieron fueron sus más de 4.000 cámaras funerarias excavadas directamente en la roca caliza. Se distribuyen sobre el promontorio que ocupó Pantálica entre los ríos Anapo y Calcinara. No lo hacen en una sola zona, sino en distintos núcleos que se supone fueron los núcleos de ocupación del pasado. Entre ellos destaca la necrópolis norte por la verticalidad de las paredes en las que se insertan las tumbas. No solo hay monumentos funerarios: también hay varias capillas trogloditas y los restos de un palacio, el anaktoron, de incierto origen, pero usado como mínimo por los bizantinos.

Pantálica y alrededores eran conocidos por los griegos micénicos del segundo milenio a.C., pero Siracusa es posterior: un grupo de griegos de la zona de Corinto la fundó en el 743 a.C. al ocupar la isla de Ortigia, cercana al pantano de Siraco. De terreno fértil y nativos predispuestos a su presencia, la colonia de Siracusa creció hasta el punto de fundar sus propias colonias. Este poder llevó inevitablemente en el siglo V a.C. al choque con Cartago, que dominaba el oeste de la isla. Pese a estos conflictos, también en parte gracias a ellos, Siracusa siguió creciendo hasta equipararse en poder y población a la misma Atenas. Fue esta enemiga también, pues Siracusa apoyó a Esparta en las Guerras del Peloponeso. El siglo III a.C. fue más tranquilo y trajo una época dorada con vecinos tan famosos como Arquímedes. Este murió a manos de los nuevos y definitivos invasores: los romanos. Con ellos, Siracusa mantuvo cierta relevancia y fue foco de cristianización. Sin embargo, el dominio musulmán trasladó el centro de poder siciliano a Palermo.

Nichos en las paredes de Pantálica

Mal que bien, Siracusa ha sobrevivido todos estos siglos. Dos momentos fatales fueron el terremoto de 1693, que afectó a todo el valle del Noto, y los bombardeos de la II Guerra Mundial. La polis griega estaba dividida en cinco partes, la pentápolis, de la cual la principal era la isla de Ortigia. Unida hoy al resto de Sicilia por dos puentes, en su extremo opuesto se encuentra el castillo Maniace, levantado en el siglo XIII por orden del emperador Federico II. El edificio que mejor representa la historia de Siracusa es su catedral: de fachada barroca desde el terremoto del XVII, en el interior se conservan columnas dóricas del templo griego de Atenea que estaba antes en su lugar. Puramente griegos son el templo de Apolo, la fuente Aretusa o el inmenso teatro de 67 filas, cuya cantera se situó en la cueva llamada Oreja de Dionisio.

Siracusa cuenta con unos 125.000 habitantes y es una buena base de operaciones para visitar Noto o Catania, desde cuyo aeropuerto se puede llegar en bus. Las dos zonas que centran la visita son Ortigia y la zona arqueológica de Neápolis. Algunos puntos imprescindibles son la tumba de Arquímedes, las catacumbas de la venerada iglesia de Santa Lucía o las más completas de San Juan.  Para llegar a Pantálica, lo mejor es ir en coche a la entrada de Ferla y luego dedicarnos a andar por toda la necrópolis, lo que nos llevará medio día. Los restos, tanto de necrópolis como de la ciudad, están en el imprescindible museo arqueológico. De mayo a julio hay representaciones clásicas en el teatro griego, mejor momento para ir también por el clima. El producto gastronómico más famoso de Siracusa son los occhi di Santa Lucia, los ojos de Santa Lucía.

Fotos: Agostino SellaPietro Columba

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