Industria francófona
El carbón como combustible vive un repunte gracias a las nuevas tecnologías de extracción y la producción de países como China. Sin embargo, en muchas partes de Occidente hace años que pasó su mejor época. Esta ocurrió con la Revolución Industrial, cuando fue un combustible fundamental hasta la llegada de otros más eficientes que bajaron su rentabilidad. Durante el siglo XX, la minería tocó techo y empezó un súbito declive. Entre medias, muchas minas recortaron costes. Estas generaron a su vez otro tipo de costes, el de vidas humanas. El 8 de agosto de 1956 murieron en la mina belga de Bois du Cazier 262 mineros, casi todos inmigrantes. Una imprudencia produjo un incendio bajo tierra y el humo asfixió a los trabajadores. El incidente reformó la seguridad en las minas belgas, lo que inevitablemente ayudó a cerrar esta etapa industrial en Valonia. No todo fueron desgracias en estas fundamentales minas e incluso sitios como Grand-Hornu y Bois-du-Luc crearon colonias industriales con tintes utópicos.
Las primeras vetas de carbón explotadas en los alrededores de Lieja provienen del siglo XII. Más allá de usos domésticos, la industria reclamó combustible en el siglo XVII. No obstante, un siglo después el uso más relevante del carbón, su participación para producir acero, aun palidecía respecto a otros países. Cambios legislativos a comienzos del XIX favorecieron la extracción y Grand-Hornu refleja este impulso. Creada bajo dominio francés, la posterior independencia belga supuso un impulso a la minería valona. La segunda mitad de ese siglo fue el cénit de las minas valonas por la coincidencia del contexto político y el avance tecnológico minero. El siglo XX fue un reto, pero las minas lucharon para evitar el cierre pese a la competencia, depresiones económicas y unas guerras que afectaron directamente a minas como Bois-du-Luc. El gobierno belga quiso impulsarlas durante la reconstrucción de la posguerra, pero la realidad económica se impuso. Algunas como Blegny-Mine se modernizaron en los 70, pero las minas fueron cerrando progresivamente hasta los 80.
Aunque el tiempo ha pasado, las principales minas valonas han conservado instalaciones icónicas como los castilletes de Bois du Cazier o la torre de lavado de Blegny-Mine y colinas de escoria de gran altura. Cuatro minas cubren un arco de 170 kilómetros desde la frontera francesa, en la cuenca de Hainaut, hasta las afueras de Lieja, donde se encuentra Blegny-Mine. Se trata de una de las más longevas, pues además de ser la última en cerrar abrió en el siglo XVIII. No obstante, estas minas se fueron transformando por los cambios tecnológicos y las guerras. Aunque en la zona del pozo Marie hay elementos del siglo XIX, el complejo muestra principalmente los avances tecnológicos del siglo XX, en algunos de los cuales Blegny-Mine fue pionera. Además, al ser transformada rápidamente en museo ha conservado su patrimonio intacto. No se puede decir lo mismo de Grand-Hornu, que cerró en los 50 y tuvo un periodo de abandono. Aun así, el complejo industrial impresiona por el enorme patio central en anillo alargado alrededor del cual se localizaron los edificios auxiliares.
Alrededor del complejo de Grand-Hornu, a su vez, se extendió su colonia industrial. Estas colonias industriales fueron una moda del siglo XIX en la que se mezclaban un poco de utopía social y un mucho de paternalismo empresarial. Este se fue perdiendo en aras de un mayor utilitarismo en minas como Bois du Cazier. En Grand-Hornu hay 450 viviendas de similar aspecto y nivel. Se trata de un ejemplo temprano de ciudad ideal, pues fue diseñada en 1810. Otro ejemplo paradigmático ligeramente posterior es Bois-du-Luc, al norte de la cual se encuentra el barrio obrero Carrés. Este complejo urbano tiene forma de cruz rodeada por una calle. Las casas son homogéneas salvo en el punto de corte, donde hay edificios comunales con un hall y un café. En Bois-du-Luc destacan también casas más señoriales como la del director.
Blegny-Mine es la mina más preparada por su reciente cierre y está solo media hora de Lieja. Tiene un museo y tour organizado para bajar a la mina, pero solo en francés y holandés. Como en las demás, es interesante subir a la colina de escoria para ver las vistas. Las minas de la zona de Hainaut están alrededor de Mons y Charleroi. Grand-Hornu no está tan centrada en la minería, pero su arquitectura industrial y exposiciones de arte merecen la pena. Bois-du-Luc tiene una audioguía muy completa que profundiza en la vida de la colonia industrial. Bois du Cazier alcanza los niveles de turismo de Blengy-Mine. Además de visitas guiadas en inglés sobre el pasado industrial, inevitablemente una parte de la visita importante es el recuerdo de la tragedia de 1956. En Hainaut son también recomendables unas minas mucho más antiguas, las prehistóricas de Spiennes.
Fotos: Paul Hermans / Xiquinho Silva
Comentarios recientes