Bastión mediterráneo
Si hay un territorio italiano genuinamente distinto al resto es Cerdeña. Su compleja historia, siempre en un cómodo segundo plano en las disputas mediterráneas, ha tenido como constante un alto grado de autonomía e identidad regional. Sirva de ejemplo que, teniendo menos de dos millones de personas, se reconocen cinco lenguas, aparte del italiano, con el sardo gozando de buena salud. La autonomía sarda no es moderna, sino que viene de muy atrás, cuando se resistieron a la colonización fenicia y romana. A estos les llevó décadas controlar la isla e incluso zonas del interior nunca fueron plenamente romanas. Cicerón se refirió a ellas como Barbagia relacionándolos con los antiguos bárbaros. Ellos se identificaban como nurágicos, el pueblo prefenicio que unificó culturalmente la isla durante el segundo milenio a.C. Tuvieron su principal referencia cultural en las nuragas, estructuras cónicas truncadas de piedra. Sobreviven unas 7.000, siendo las más representativas las del sitio arqueológico de Su Nuraxi, cerca del pueblo Barumini.
Nuestro conocimiento de la cultura nurágica es limitado por la falta de escritura, siendo las principales fuentes escritos griegos y romanos y restos arqueológicos. La cultura se formó a base de sucesivas oleadas de migraciones desde Italia continental y Córcega. A mediados del segundo milenio a.C. todas habían confluido. Además de las nuragas se caracterizaron por la minería, que complementó a la agricultura, pesca e intensa ganadería que hoy se mantiene. Exportadores de bronce y plomo, se hicieron suficientemente fuertes para resistirse al control extranjero. De hecho hay hipótesis que relacionan a los nurágicos con los pueblos del mar que asolaron el Levante mediterráneo a finales del segundo milenio a.C. Más o menos por entonces, las nuragas empezaron a perder su momento y las aldeas crecieron horizontalmente. Sobre el siglo VI, el empuje fenicio inició el declive nurágico con su retirada al interior.
La cultura nurágica no tuvo un mando central, sino que se componía de clanes dirigidos por un jefe al frente de cada aldea. Una de tantas fue Su Nuraxi, cuyo valor reside en cubrir un amplio periodo temporal y su estado de conservación. Como en tantos yacimientos nurágicos, el asentamiento llegó después de la nuraga, que se estima se levantó en torno al siglo XVII a.C., mientras que las casas alrededor tienen cuatro siglos menos, cuando la Edad de Bronce finalizaba. La población varió mucho, pero siempre por debajo de los mil habitantes. Durante el primer milenio a.C., las nuragas de Su Nuraxi se reforzaron ante el desafío fenicio, pero el poblado fue abandonado en torno al siglo VI a.C. tras un ataque suyo. Desde entonces y hasta el siglo III, las construcciones de Su Nuraxi fueron utilizadas intermitentemente a la vez que se construían nuevas viviendas en un estilo diferente del nurágico. Las investigaciones en Su Nuraxi fueron conducidas por Giovanni Lilliu en los años 50 del siglo pasado.
El plano de Su Nuraxi tiene forma circular, como la mayor parte de sus viviendas y edificios comunales. La aldea llegó a tener alcantarillado y plazas y calles empedradas. En el extremo suroeste se encuentra el complejo de la nuraga, construcción nurágica por excelencia que no tiene igual en otras culturas, aunque se emparente con los talayots menorquines y se haya querido ver una conexión con los tholos de Micenas. En Su Nuraxi, el plano de la nuraga es un cuadrifolio con cuatro torres circulares rodeando un patio sin puerta de entrada, con un pozo y la gran torre central. Esta, estructura más antigua que el resto, alcanzó 18 metros. Exteriormente, la nuraga tiene piedra basáltica en sillería sin argamasa, mientras que en el interior piedras de menor tamaño forman una falsa bóveda. Entre medias, una capa de guijarros y tierra daba consistencia a la torre. La estructura confía en el peso de las piedras, que permiten tener a la nuraga tres pisos interconectados por una escalera de caracol. No se conoce la función exacta de la nuraga, siendo las hipótesis funciones defensivas y ceremoniales.
El turismo es una de las principales fuentes de ingresos de Cerdeña, cuyo turismo de playa se concentra en el noreste. Los tres aeropuertos de la isla tienen conexiones europeas y una vez allí es mejor moverse en coche. La isla es visitada por sus playas y montañas, pero también hay sitios culturales. El principal son las nuragas, que puntean el paisaje sardo, pero si nos interesa el megalitismo no hay que olvidar las domus de Janas, tumbas prenurágicas. Su Nuraxi está en la llanura central, a una hora de Cagliari. Se puede visitar por libre, pero para entrar en la nuraga hay que ir con guía. La entrada incluye el museo Casa Zapata, construido sobre otra nuraga. Entre toda la gastronomía sardas son imprescindibles sus numerosos quesos gracias a la nutrida población de ovejas.
Fotos: Norbert Nagel / Royonx
2 Comments
Muy bien explicado, en mayo vamos a ir a Cerdeña, uno de los recorridos es de Cagliari a Orestan, leyendo este relato decidimos pasar por Su Nuraxi y visitar estas espectaculares construcciones milerarias. Muchas gracias por habernos ilustrado y motivado para ir Su Nuraxi
Gracias a ti por tu mensaje! Así da gusto.