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Templo de Apolo Epicuro en Bassae

Templo de Apolo Epicuro en Bassae

Peloponeso (Grecia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 23 01, 2019
  • Category:

Clase de arte griego


Los templos griegos, tal y como los conocemos, se construyeron durante el primer milenio a.C. Con el templo de Isthmia, del siglo VII a.C., se empezó a popularizar el uso de la piedra como material básico, lo que ha permitido que varios lleguen a nuestros días. Sin embargo, dado que su función era únicamente religiosa, al declinar esta civilización junto a su religión, la mayoría empezaron a pasarlo mal. El de Isthmia, por ejemplo, apenas conserva algunas columnas. Olvidado en medio de las montañas del Peloponeso, uno de los mejor conservados es el de Apolo Epicuro en Bassae. Este templo tiene una característica que además lo convierte en una clase práctica para entender los tres órdenes griegos según capitel. Dado un diseño para la base del templo, generalmente rectangular, un templo griego levanta varias columnas para soportar el techo. Durante un tiempo, los templos escogieron para estas entre el dórico y el jónico, hasta que se unió el corintio. El templo de Bassae optó por usar los tres. En realidad, el corintio de Bassae se considera protocorintio, porque entre la construcción de este templo y la popularización del corintio pasaron dos siglos.

Exterior dórico del templo de Apolo en Bassae

Bassae no es un templo corriente. Para empezar, su localización lo sitúa lejos de las principales polis antiguas. Aunque no está en la zona más alta del Peloponeso, está a unos buenos 1.130 metros, en la falda del monte Kotylion. Es uno de los secretos de su conservación: su aislamiento hizo que pasara inadvertido varios siglos. Fue el arquitecto francés Bocher el que se acercó a Bassae en 1765. No lo estaba buscando, sino construyendo unas villas cerca. En 1811, Cockerell y von Hallerstein, la pareja de arqueólogos que había recuperado el sitio griego de la isla de Egina, llegaron a Bassae. Tras conseguir permiso del dirigente otomano local, Veli Pasha, investigaron el templo y se llevaron con ellos a Londres las esculturas y relieves de metopas y frisos. Estos arqueólogos no se percataron de lo que sorprendió a un equipo ruso que llegó en 1836: el capitel corintio, uno solo, que se escondía en la naos del templo. En el siglo XX fueron los griegos los que continuaron los trabajos e instalaron la carpa actual para protegerlo.

La lejanía de Bassae a las polis también queda patente en que apenas hay crónicas antiguas que hablen del templo. Solo se tiene constancia de la visita de Pausanias, geógrafo griego del siglo II a.C. que quedó maravillado con su arquitectura. Entre sus crónicas y los trabajos arqueológicos se ha ido desentrañando la historia tras el templo. Su arquitecto parece que fue Ictino, posible responsable también del Partenón de Atenas. Poco después de este es cuando pudo levantarse Bassae: entre el 420 a.C. y 410 a.C. según estimaciones. Se hizo en honor de Apolo Epicuro. Apolo fue un dios muy influyente y polifacético, siendo aquí venerado por su labor de curación, epicúrea, en las guerras del Peloponeso. Según Pausanias, hubo una epidemia de peste en la cercana polis de Figalia y los vecinos del pueblo levantaron el templo como agradecimiento a Apolo. Dice también que se trajo una escultura de bronce de más de tres metros, pero el mismo geógrafo llegó tarde para verla.

Naos del templo de Apolo en Bassae

Buena parte de esta crónica no ha podido ser refrendada por los arqueólogos, que incluso estiman que el templo pudo construirse en dos fases. Muchas dudas proceden de sus particularidades. Para empezar, está alineado en eje norte-sur y no este-oeste, como la mayoría, para adaptarse al terreno. Seguramente por esto el ádyton, la parte del final de la naos, tiene una atípica puerta para iluminar el interior, orientado al norte. En total, el templo mide 40×16 metros. Los tres órdenes griegos están en capas: las 6×15 columnas del peristilo, lo visible desde fuera, son dóricas. Los dos porches cuentan con columnas claramente jónicas. El interior de la naos tiene varias columnas que mezclan jónico y corintio y una única columna central con el capitel protocorintio. El templo utiliza caliza local como base y mármol para el friso, incluidos relieves y estatuas.

Bassae se encuentra en la provincia de Oichalia, muy montañosa, cerca del pueblecito de Skliros. Desde casi cualquier punto turístico de los alrededores, por ejemplo Olimpia, estaremos a hora y media en carretera, sin que además haya mucho más que hacer salvo parar a ver las vistas de la zona. Si a esto le sumamos que en 1990 se colocó una carpa protectora que lógicamente arruina la vista exterior, el resultado es que Bassae recibe muy poco turismo si tenemos en cuenta su importancia. Estatuas y relieves están repartidos por el mundo: en el British Museum y el edificio Travellers Club de Londres, en el Museo Ashmolean de Oxford y en el museo Pushkin de Moscú.

Fotos: Bruno SarlandieEgisto Sani

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