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Tres castillos, murallas y defensas del burgo de Bellinzona

Tres castillos, murallas y defensas del burgo de Bellinzona

Tesino (Suiza)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 19 10, 2020
  • Category:

Muro alpino


Para ejércitos, mercancías y gobiernos, los Alpes son una enorme barrera que alejan el Mediterráneo del norte de Europa. Por ello son clave sus pasos de montaña. Uno fundamental es el río Tesino, afluente principal del Po que en su curso alto se separa del norte de Suiza en el paso de San Gotardo, hoy salvado con varios túneles. Unos kilómetros abajo, al Tesino se une el río Moesa, que lleva a otros pasos en un punto estratégico. Aquí nacieron asentamientos en el Neolítico temprano que luego derivaron en la ciudad de Bellinzona. En la Edad Media, estos pasos se volvieron tan relevantes que se fortificó como pocas ciudades. En el siglo XV, la ciudad decidió unirse a la Confederación Helvética, por lo que perdió su principal función. Sus tres fortalezas, Castelgrande, Montebello y Sasso Corbaro, son el mejor testigo de los sistemas defensivos alpinos de la época. Todavía sobreviven restos de una muralla que en su día taponó completamente el valle, cual Gran Muralla. 

Restos de la murata de Bellinzona

El emperador romano Augusto fue el primero en levantar un castillo en Bellinzona en el siglo I a.C., pero ante la expansión de su imperio tuvo poca relevancia. En el siglo IV fue restaurado y ampliado. Entonces, la amenaza llegaba del norte y Roma se preparó sellando el paso con nuevas fortificaciones. El castillo cambió recurrentemente de manos tras el fin del imperio, siempre con el objetivo de controlar los pasos a los Alpes tanto militar como comercialmente. Con el Sacro Imperio Germánico retornó cierta unidad y se abrieron nuevos pasos en los que Bellinzona era parada obligada. Cinco son los pasos históricos, a los que se accedía antes o después de pasar por aquí. El más importante fue San Gotardo. Las condiciones de la garganta Schöllenen lo habían limitado hasta que se construyó un puente de madera en 1220. Fue fundamental en la creación y expansión de la Confederación Helvética, empeñada en dominar los Alpes para ganar acceso al valle del Po, donde Milán era ciudad capital.

Esta ciudad italiana influyó mucho en Bellinzona, objeto de deseo para el Papado e Imperio Sacro Germánico. En 1340, Milán y el Papado se hicieron con Bellinzona, pero permitieron a la familia rival de Como mantener el castillo Montebello. Acabadas las beligerancias, el comercio despuntó en los Alpes con Bellinzona como protagonista. Fue Milán quien construyó la llamada murata, el cierre definitivo del valle del Tesino, lo que permitió cobrar impuestos a todos los usuarios de San Gotardo. El siglo XV reanimó el conflicto, esta vez de mano de los suizos. Pese a la construcción del tercer castillo, Sasso Corbaro, en 1499 Bellinzona cayó. No fue a manos suizas, sino francesas, pero una revuelta popular expulsó a los invasores y la ciudad buscó amparo en la Confederación Helvética. Finalmente, se hizo la paz. Los castillos y la murata, dañada en unas crecidas del Tesino, perdieron utilidad. En 1900, los daños eran profundos salvo en Castelgrande, usado como prisión. En los años 50 fueron finalmente restaurados de mano de Aurelio Galfetti.

Castelgrande de Bellinzona

Bellinzona es el principal ejemplo de las fortificaciones medievales de los pasos alpinos. La antigua murata aún se conserva en la conexión entre los castillos de Castelgrande y Montebello. El primero, sobre una colina de cima plana, fue el primero, aunque la mayor parte procede de los siglos XIII-XV, incluida su icónica Torre Bianca. A su alrededor se extienden tres alas con grandes espacios para regimientos, el palacio del obispo y otros restos como iglesias y capillas. Montebello, del siglo XIV, tuvo tres etapas constructivas bajo un diseño irregular. A falta de protección natural tenía foso y gruesas murallas con solo una puerta de difícil acceso. El tercero, Sasso Corbaro, está desconectado, a unos 600 metros sobre un alto. Es del siglo XV y sus murallas son posteriores. De diseño cuadrado, es más pequeño. El centro histórico de Bellinzona también cuenta con edificios relevantes como las iglesias Santa Maria delle Grazie y Pietro e Stefano.

Gracias a los túneles, Tesino está hoy conectado con el resto de Suiza tan fácilmente como con Italia. Bellinzona, en concreto, está a medio camino entre Zurich y Milán. Capital regional, apenas cuenta con 20.000 habitantes. Lo ideal es tomar un tren que nos deje en Sasso Corbaro y desde ahí ir bajando hacia el centro. En Sasso Corbaro, la atención la centra la Sala Emma Poglia, panelada con madera en el siglo XVII. En Castelgrande y Montebello hay museos arqueológicos y cívicos de bastante interés. Tesino es la región más italiana de Suiza. No solo su idioma es de largo el más hablado, sino que se nota en la cultura gastronómica, disfrutable en locales sencillos de buena comida denominados grotto. Los productos estrellas son la polenta y el vino servido en jarritas boccalino. Aparte de excursiones montañistas, en verano es buena idea navegar por el lago Maggiore.

Fotos: Tilman2007 / Luca Pedroni

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