Pirámide de barro
Askia Mohamed I nació en Futa Tooro, a orillas del río Senegal, pero su vida estuvo marcada por otro gran río: el Níger. En su orilla está Gao, la capital del imperio de Songhai al frente del cual se instaló Askia en 1492. Sus dotes como oficial le auparon para ser el segundo líder de este imperio, el más grande visto nunca en esta parte del mundo. Askia fue el culpable de expandir las fronteras de Songhai hasta formar un arco que iba de la desembocadura del río Senegal hasta el norte de la actual Nigeria. Hasta su derrocamiento en 1538 por parte de un hijo, Askia impulsó los contactos comerciales con Europa y Asia, burocratizó su gobierno, apoyó la educación y fue clave para la expansión del Islam. Songhai vivió una época de esplendor cultural y artístico que duró poco, pero fue intensa. Incluyó varias de las obras literarias más relevantes de África occidental hasta entonces. A nivel arquitectónico, el foco se situó en la capital, Gao. Ahí se encuentra una pieza arquitectónica única en el mundo: una pirámide levantada con barro y madera.
Sunni Ali Ber fue el primer rey Songhai. Se aprovechó de la debilidad del reino de Mali para reforzar a los Songhai de Gao e independizarse. Su hijo, Sunni Baru, era el destinado a ser su sucesor, pero su poca querencia del Islam no se veía con buenos ojos y Askia aprovechó la oportunidad. Aún coronado, la posición de Askia no era óptima y el dirigente trato de afianzar su liderazgo. Trabajó en controlar el comercio del oro y la sal, centralizó el gobierno y se expandió. Se procuró también alianzas para asegurar la prolongación de su dinastía, especialmente con los eruditos de Tombuctú. Tampoco descuidó a Djenné, clave para el comercio. Sin embargo, Askia no dejó todo perfectamente atado. Por donde menos podía suponer que le vendrían los problemas, le llovieron. Sus familiares, ansiosos por sucederle en su vejez, iniciaron varias trifulcas internas. Le derrocaron, pero la nueva situación no fue estable. A finales del siglo XVI, Songhai se había diluido como imperio a manos de Marruecos, que tomó el control de la zona.
Askia se caracterizó por su pasión hacia el Islam. Construyó varias mezquitas, impulsando sobre todo los proyectos en Gao, que tuvo un repunte arquitectónico en estos dos siglos de imperio Songhai. Esta ciudad había sido relevante desde el siglo IX, pero su mayor auge llegó entonces. La devoción de Askia le llevó a peregrinar a La Meca en 1495. Formando una caravana de miles de camellos, se trajo consigo varios arquitectos y materiales orgánicos para construir su propia tumba. A su muerte, parece que Askia fue enterrado bajo ella. No se está seguro totalmente, pues la tumba fue sellada y nunca se ha investigado. Ninguno de su estirpe está enterrado bajo la tumba, pero sí en el cementerio que está en el mismo recinto que la tumba. Este recinto religioso fue ampliado en los años 60 y 70 del año pasado y a finales de siglo se construyó una muralla para rodearlo completamente.
La tumba de Askia fue construida como una casa con forma piramidal utilizando la tradición constructiva del oeste del Sahel: una estructura de barro con maderos colocados perpendicularmente para dar estabilidad y funcionar como andamios. Es la tradición que se puede ver en otros lugares como Tombuctú o la espectacular mezquita de Djenné. Esto incluye el parcheado continuo de la estructura por la erosión, tarea que se lleva realizando recurrentemente desde que la tumba fue erigida. Esta pirámide no es comparable a otras del mundo, pues cuenta con solo 17 metros de altura y 15 de lado. Sin embargo, su forma escalonada con una rampa externa para acceder a la cima, más los materiales, la hacen única. Además de la tumba, alrededor hay una zona de asamblea a cielo abierto para festivales o actos, un cementerio y dos mezquitas de techo plano. La más grande de ellas, de 50×15 metros, está en un recinto cerrado junto a la tumba.
Gao cuenta hoy con menos de 100.000 habitantes y es la capital de su región. Los últimos tiempos han sido muy tumultuosos, con capturas y liberaciones, envuelta en varias guerras con el yihadismo de fondo. Afortunadamente, la tumba de Askia no ha sido gravemente dañada, pero su conservación se ha resentido. Hay que informarse antes de pretender viajar a esta zona del mundo. De hacerlo, el avión es la forma ideal: Gao está a 320 kilómetros de Tombuctú y muchos más de Bamako. Una forma más romántica, no obstante, es navegar por el Níger desde Tombuctú. Una vez visto el recinto de la tumba hay un interesante museo del Sahel. Fuera de la ciudad hay una famosa duna denominada La Dune Rose, por sus colores al amanecer y atardecer.
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