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Tumbas imperiales de las dinastías Ming y Qing

Tumbas imperiales de las dinastías Ming y Qing

Hubei, Hebei, Pekín, Jiangsu y Liaoning (China)

Minucioso descanso


Un panteón real reúne en un mismo espacio las tumbas de reyes generalmente relacionados entre sí por lazos de sangre. En China y otros países como Corea, la costumbre es ligeramente distinta: lejos de agolpar tumbas en un mismo espacio, cada uno tiene su propio mausoleo. Algunas veces están en un mismo núcleo y otras se separan muchos kilómetros. Estas localizaciones no se eligen al azar. Detrás hay una estricta serie de reglas geománticas: se tienen en cuenta orientaciones, entorno natural, distancia a otras tumbas y la capital, etc. En el interior, la disposición también se fija bajo criterios establecidos, en este caso por el feng shui. Todas estas consideraciones reflejan la idiosincrasia de las dos últimas dinastías imperiales de China: los Ming y los Qing. Además, como estas dos dinastías cambiaron la capital, las tumbas de su periodo abarcan un amplio territorio. El factor común que comparten es su buen estado de conservación pese a los ocasionales saqueos que han sufrido. Si en China los entierros en el pasado se hacían con túmulos, con los Ming y Qing la fastuosidad llegó a su mayor grado.

Mausoleo Xiaoling, en Nankín

Todos los mausoleos de estas dinastías fueron construidos a lo largo de cinco siglos, con lo que reflejan la evolución de la sociedad china tanto a nivel religioso como científico y tecnológico. Las tumbas de los Ming, la primera dinastía en el tiempo, se distribuyen entre las ciudades de Nankín y Pekín, sus dos capitales. La excepción es la tumba de Xianling, situada en Zhongxiang, provincia de Hubei. Xing fue declarado emperador póstumamente por su hijo y su mausoleo fue levantado en el feudo que pudo gobernar en vida. Los Qing sustituyeron a los Ming en el siglo XVII. Esta nueva dinastía de origen manchú no controló inmediatamente todo el país. En una primera fase gobernaron el norte localizando su capital en Shenyang, razón por la cual hay tres tumbas en sus alrededores. El resto se ubican en la zona de Pekín, en dos núcleos distintos.

Armonía funcional es el espíritu que rige en todos los mausoleos. Armonía en el sentido estético que refleja cada mausoleo. Funcional porque los lugares tenían que facilitar el tránsito a la otra vida del dirigente y también el encuentro de este con sus sucesores. Las normas eran numerosas. Convenía situar el mausoleo en un espacio natural formado por un valle flanqueado por colinas y una montaña en su parte norte, en cuya falda se asentarían las construcciones. Por el valle tenía que correr, como mínimo, una fuente de agua. Sobre este fondo se disponían uno o varios mausoleos, también bajo un esquema similar. El recinto se iniciaba con un pórtico de hasta cinco puertas tras el cual se situaban un edificio de recepción, otro de estelas y distintas esculturas del emperador y su séquito. También aquí empezaba el camino de los espíritus, que solía incluir algún puente de piedra. En el complejo principal son habituales un hall de meditación, una torre memorial y, finalmente, los túmulos amurallados.

Camino sagrado de las tumbas reales Ming en Pekín

En Nankín destaca especialmente el mausoleo de Xiaoling, donde se encuentra el emperador Hongwu, fundador de la dinastía Ming. Es uno de los más grandes e impresionantes por su cantidad de puertas, edificios, estatuas y su muralla de 22,5 kilómetros. Se dice que el día del entierro partieron trece comitivas fúnebres para ocultar el lugar exacto de su tumba. Ya en Pekín, el mausoleo Ming está 42 kilómetros al noroeste e incluye trece de sus tumbas. Fue comenzado por el emperador Yongle a la vez que la Ciudad Prohibida. En este grupo se realizaron unas desastrosas tareas arqueológicas en la tumba de Dingling que han evitado que haya habido más hasta ahora. En 1644, el recinto fue saqueado antes de la llegada de los Qing, que dividen sus tumbas en otros dos grupos. Las del este son cinco e incluyen motivos budistas, religión parcialmente recuperada con los Qing. A comienzos del XVIII, el emperador Yongzheng abrió el grupo del oeste y los emperadores se empezaron a turnar.

Todos los mausoleos están abiertos al público y tienen fácil acceso. Los más sencillos de visitar son las que están en torno a Pekín y particularmente el grupo Ming. En tours diarios desde Pekín a la Gran Muralla se suele incluir una parada aquí. El objetivo principal es la tumba Changling y si acaso la de Dingling. Siendo un recinto tan grande puede saber a poco, por lo que si queremos profundizar hay que ir en taxi y dedicar medio día. Si tenemos que escoger, las tumbas Qing del este pasan por ser las más fastuosas y son menos visitadas. Si estamos en Nankín merece la pena dedicar un día a los mausoleos. Lo más sencillo es ir a la montaña Morada, donde hay tres tumbas, incluida la de Xiaoling. También merece mucho la pena la solitaria tumba de Zhongxiang.

Fotos: SiyuwjPeter Dowley

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