Navigation Menu
Valle del Madriu-Perafita-Claror

Valle del Madriu-Perafita-Claror

Andorra la Vieja, San Julián de Loria, Escaldes-Engordany y Encamp (Andorra)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 4 04, 2020
  • Category:

Andorra olvidada


Andorra es un histórico paso de los Pirineos cuyos valles lograron constituirse como estado moderno. Dependiente históricamente del obispado de Urgell al sur de la frontera, en el siglo XIII sumó una segunda influencia con el condado de Foix, al norte. La disputa fue inevitable y las tablas firmaron el germen del actual estado, codependiente de ambas instituciones. Paulatinamente, los andorranos fueron creando las suyas como el Consell de la Terra o el Consell General de les Valls. En buena parte, el aislamiento entre las montañas ha hecho que el tiempo pase más despacio aquí y que estas instituciones resistieran mucho tiempo. Esto se traduce en una economía que hasta el turismo se basaba en el pastoralismo y pequeñas industrias como la textil y la forja de hierro. La zona que más ha conservado las tradiciones productivas del pasado es el valle Madriu-Perafita-Claror. En una zona inaccesible del sureste de Andorra, supone una décima parte del país. Su cultura montana se refleja en un paisaje cultural con escasa intervención humana.

Cabaña tradicional en el valle Madriu-Perafita-Claror

En un primer vistazo estamos en un paisaje natural. Dentro de Andorra, cuya altitud media ronda los 2.000 metros, la población se articula en el valle del Valira, cuyas dos vertientes se unen fluyendo hacia el sur. Justo antes de llegar a la capital, al Valira le llegan las aguas de  Madriu-Perafita-Claror por su izquierda. Proceden de una zona típicamente pirenaica con valles en forma de U debido al empuje de los glaciares durante la Edad de Hielo. Tres son los hábitats que veremos: picos rocosos, pastos alternados con circos glaciales y, en el fondo de los valles, bosques. Entre los picos, el techo está en el Portelleta a 2.905 metros. Desde este y otros caen súbitamente los tres valles, entre los que el Madriu o río Madre es la cuenca principal, segunda de Andorra, desembocando a 1.055 metros. En total son unos doce kilómetros de valle no accesibles por carretera. Aquí lo único que hay son antiguos caminos empedrados por los pastores trashumantes y senderos.

Las últimas décadas han cambiado mucho los paisajes andorranos. Pasar de unos 5.000 habitantes a comienzos del siglo XX a las decenas de miles acumuladas en los valles del Valira ha tenido su precio. El éxito económico de turismo y banca se ha contrapuesto a las formas tradicionales de vida, que prácticamente han quedado relegadas a Madriu-Perafita-Claror. No fue planificado, pero que no fructificara ningún desarrollo ha sido clave. Sin apenas tejido urbano, solo un 1% de su suelo están en manos privadas. Se reconoce bien, porque son las zonas cercadas alrededor de las escasas viviendas. El resto se mantiene como el pasado, bajo una propiedad comunal que regula la explotación de los pastos para el ganado y los bosques. Estos sirven para el proteger ganado en invierno, extraer material constructivo y, especialmente, carbón en los siglos XVIII y XIX. Era fundamental para aportar energía a la forja de hierro, muy representativa en el contexto pirenaico. Su actividad cesó en 1790, pero quedan restos a orillas del Madriu.

Río Madriu en el valle Madriu-Perafita-Claror

La actividad humana de Madriu-Perafita-Claror es leve, pero se advierte en casi todo el valle. En este paisaje cultural solo se encuentran dos asentamientos, Entremesaigues y Ramio, que no suman más de doce casas en total. Ninguno de los dos está hoy habitado y funcionan solo como residencias de verano. La arquitectura de estas viviendas es típica de los Pirineos, con estructura en piedra seca y pizarra para el tejado. Además de estas viviendas están los bordes. Son las viviendas de los pastores utilizadas en verano. Son ligeramente diferentes, de forma circular abovedada y techo de tepe. A su lado solía estar un orri, cercado que incluía una quesería. Aunque lo más tradicional es el pastoreo de ovejas, hoy dominan vacas y caballos. Tampoco sobrevive la agricultura en Madriu-Perafita-Claror, aunque sí restos de antiguos terraceos.

El turismo es de lejos la principal actividad del PIB andorrano gracias a los diez millones de turistas anuales. Una gran mayoría vienen exclusivamente a esquiar. Pese a esta afluencia no hay aeropuerto y hay que llegar por carretera desde Francia o España. El valle de Madriu-Perafita-Claror no acepta coches, así que hay que dejarlo antes. En la carretera de Cornella i de la Plana hay un pequeño aparcamiento que exige madrugar, así que mucha gente termina en el de Engolasters, que enlaza con un sendero a la ruta GR11, la principal del valle. Podemos penetrar por esta todo lo que queramos, siendo la ida en subida. Si queremos ver una gran extensión se hará necesario hacer noche en un refugio. Hay varios, algunos como el de l’Illa casi en la frontera con España. El mejor momento de valle es en primavera o en otoño gracias a los árboles caducos.

Fotos: Ferran Llorens / StarCitizen

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.