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Valle del M’Zab

Valle del M’Zab

Gardaya (Argelia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 14 06, 2018
  • Category:

Otra Argelia


600 kilómetros al sur de la capital de Argelia nos encontramos en medio del Sáhara norte. Inesperadamente, aquí viven agolpadas en pocos kilómetros unas 350.000 personas. Lo hacen en el valle del M’Zab, uno de los oasis más preciados y con más historia del Sáhara. Los habitantes de M’Zab forman una comunidad extraordinariamente homogénea. Étnicamente se definen como mozabitos, una de las tribus de origen bereber más diferente. Según la tradición, llegaron aquí en el siglo X huyendo de los fatimíes desde la ciudad de Tiaret, al norte. Les empujaba su fidelidad al ibadismo, una tercera vía en la religión musulmana entre el chiísmo y el sunismo. Originalmente de Omán, el ibadismo se caracteriza por su puritanismo y su tolerancia. Es el símbolo cultural por excelencia en M’Zab, un valle cuya idiosincrasia ha generado una estricta organización del espacio que se refleja en el diseño urbano y arquitectura vernácula, adaptados al entorno y sostenidos gracias a la tradición. M’Zab ha atraído por su autenticidad a antropólogos e historiadores que han intentado desentrañar los lazos sociales de este particular pueblo.

Panorama de M’Zab sobre la ciudad de Ghardaïa

Seguramente, el origen de M’Zab es más sencillo y la huida fue solo parcial. En el valle vivían tribus bereberes antes de ser arabizadas, como demuestran petroglifos en el alfabeto tifinag. La parte real nos habla de la dinastía rostomita, profesos del ibadismo y regentes en buena parte del Magreb. Los fatimíes los expulsaron de su último reducto, Tiaret, con un incendio. Los rostomitas supervivientes se asentaron en M’Zab y consiguieron convertir a la población entonces presente, con la que se fueron mezclando paulatinamente. M’Zab cayó bajo el influjo del imperio otomano, pero guardó mucha autonomía, la misma que compraron a los franceses cuando estos colonizaron Argelia en el siglo XIX. Sin embargo, en 1882 Francia se anexionó la zona. Hoy, dentro de Argelia, el valle ha recuperado su autonomía. El órgano principal de gobierno es el Majlis Ammi Said, un consejo federal patriarcal con representantes de las ciudades. Toma decisiones sobre la vida de los mozabitos en todos los aspectos.

M’Zab es uno de los oasis del Sáhara. Está rodeado por un terreno conocido como chekba, atravesado por ríos de cauce seco. El mismo río M’Zab suele estar seco la mayor parte del año. El terreno es mayormente plano y de caliza, pero también hay colinas rocosas. Sobre cinco de ellas se levantan las cinco ciudades amuralladas o ksar conocidas como pentápolis: Ghardaïa, Melika, Beni Isguene, Bou Noura y El Atteuf. Aunque esta última pasa por ser la más antigua, Ghardaïa es la actual capital. Es la única ligeramente cosmopolita que ha aceptado la convivencia con otras culturas y creencias, incluido un grupo de misioneros. Es también la más comercial de todas y vive gracias al comercio de dátiles y alfombras. Al otro extremo se sitúa Beni Isguene, la más sagrada y estricta. Sus reglas son claras: los infieles no pueden entrar en los sitios religiosos ni pasar la noche dentro del recinto amurallado.

Mezquita principal de Beni Isguene

Lo primero que tuvieron que resolver los habitantes de M’Zab fue la cuestión hidrológica. Hay un sistema de pozos y recogida de agua de lluvia muy antiguo, pero eficiente. Lleva el agua a cada una de las cinco ciudadelas, todas construidas antes de 1350. El patrón es similar: una mezquita con aspecto de fortaleza domina la ciudad desde lo alto, siempre con un minarete que hace las veces de torre vigía para avisar de ataques por parte de grupos nómadas. Desde esta mezquita parte un plano urbano formado por círculos concéntricos y, dada la pendiente, con cierto terraceo. Las viviendas, en blanco, rosa o rojo, suelen ser muy similares de aspecto, algo que recalca el carácter igualitario de la sociedad. El estilo se denomina bereber y tiene influencias de Libia y los fenicios. Se utilizan materiales locales, incluida la madera de palma para los techos. M’Zab influyó en arquitectos franceses de comienzos del XX como Le Corbusier. Especialmente la mezquita de El Attouf, con sus irregulares curvas exteriores.

El valle no tiene aeropuerto y su entrada es desde Laghouat, de donde parte la carretera N1 que atraviesa la zona. Es una zona relativamente turística que suele aparecer en circuitos por Argelia, así que la gente está acostumbrada a los extranjeros. En todo caso hay que tener en cuenta la idiosincrasia de la zona y el carácter conservador de M’Zab. En cada ciudad necesitaremos un guía local para visitar los ksar. En total necesitaremos uno o dos días para conocer las cinco, incluyendo una visita a algún palmeral. Ghardaïa por su tamaño es la mejor base para pasar la noche. En primavera, buena época para ir, se celebran los principales eventos. Destacan la carrera de camellos en Metlili-Chaamba y un festival de alfombras, momento ideal para comprar este producto, el más famoso de M’Zab.

Fotos: Stefan KrasowskiGigi Sorrentino

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