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Vlkolínec

Vlkolínec

Žilina (Eslovaquia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 22 05, 2020
  • Category:

Bosque hecho pueblo


La mayor parte de la población de Eslovaquia vive en las zonas llanas de la cuenca del Danubio. La capital Bratislava, por ejemplo, está apenas a cincuenta kilómetros de Viena. Sin embargo, la cultura y el folclore eslovacos están íntimamente ligados a las montañas que ocupan buena parte del país, los Cárpatos Occidentales. Toda esta zona de la gran cordillera se conoce también como Fatra-Tatra por los nombres que van tomando los Cárpatos. Veľká Fatra es una de sus subregiones. En ella, las montañas empiezan a rebajar su altura máxima hasta los 1.596 metros del monte Ostredok. Esto no es impedimento para que aquí se respire intensamente el ambiente rural de la montaña eslovaca. La tradición tiene muchas manifestaciones, pero en lo que se refiere a arquitectura, un material domina la historia: la madera. Los Cárpatos Occidentales, forrados de bosques, han sido históricamente explotados por los locales para sus edificios. Testigo de ello son las iglesias supervivientes en toda la zona de Fatra-Tatra, pero también pueblos como Vlkolínec, un caso único por haber conservado una homogeneidad maderera.

Calle y viviendas de Vlkolínec

Parece que en el lugar donde se asienta Vlkolínec hubo un asentamiento previo entre los siglos X y XII, pero el primer documento en el que aparece el nombre actual es de 1376. En consonancia con su tamaño no vuelve a ser nombrado hasta un siglo después, cuando cuenta con cinco calles. Durante mucho tiempo, Vlkolínec fue un feudo del castillo de Livaka. Este se sitúa unos kilómetros al norte, en la cuenca del río Vah que separa las dos subregiones de los montes Fatra. La principal función del feudo en la Edad Media y Moderna parece proceder de su nombre: vlk significa lobo, de modo que Vlkolínec estaba al mando de controlar las trampas de lobos en las montañas. Este animal, aunque hoy en cantidades muy inferiores, sigue presente en los Cárpatos. Siendo la economía ganadera, resultaba un problema para los señores feudales. Además, los habitantes de Vlkolínec subsistían gracias a la agricultura a pequeña escala, reflejada en las parcelas alargadas típicas de la Centroeuropa feudal, y la ganadería.

Otro de los feudos de Livaka, la ciudad de Ružomberok, ganó poder en el siglo XIX gracias a su filiación al movimiento nacional eslovaco. Al ganar presencia fue anotándose antiguos feudos de Livaka entre los que se encontró Vlkolínec. Aunque el sencillo diseño urbano del pueblo hunde sus raíces en el Medievo, todos los edificios proceden de ese siglo, aunque su morfología básica no debió de cambiar mucho. Afortunadamente, sus habitantes conservaron en buen estado sus edificios y la modernidad nunca llegó. Solo hubo que lamentar la pérdida de algunos edificios en la parte norte durante la II Guerra Mundial. Como otros pueblos sí se modernizaron, en 1977 se decidió proteger legalmente la arquitectura folclórica de Vlkolínec, entrando muchos edificios en la lista de monumentos nacionales. Actualmente, la mayor parte están en manos privadas y son principalmente utilizados como segundas residencias. Los arreglos más habituales son los tejados, pues las nieves son habituales.

Iglesia y campanario de Vlkolínec

Vlkolínec se encuadra entre los suaves montes de Veľká Fatra. Este pequeño pueblo está formado por una calle principal en ligera pendiente de la que parten algunas secundarias. De cara a las calles están las fachadas de las 47 granjas. Estas están formadas por una vivienda principal de diseño alargado. Lo que marca el pueblo es la tradición constructiva de sus materiales: cimientos de piedra y estructura de madera. Las paredes exteriores se recubren en cal para su protección y se pintan en colores suaves. Los tejados a dos aguas estaban compuestos antes de tejas de madera, pero se han renovado con materiales más duraderos. Detrás de cada vivienda, generalmente de tres estancias, están los edificios auxiliares como graneros y establos. Hay otros tres edificios en Vlkolínec: tienda, escuela e iglesia. Esta es del siglo XIX, como el resto, pero su campanario es original de 1770, lo que le convierte en la construcción más antigua.

Ružomberok y su estación de tren son la puerta de entrada a esta parte del Parque Nacional Veľká Fatra, que rodea Vlkolínec. Hasta el pueblo solo se puede llegar en transporte privado, pero al ser cinco kilómetros podemos incluso llegar andando. Hay un sendero para ello. Es mejor llegar pronto, porque el pueblo se llena de turistas. Además de pasear por la calle principal, las casas 16 y 17 se han reconvertido en museo folclórico. Hay también una galería de arte y podemos visitar la iglesia. Dando un paseo por los alrededores tendremos una buena perspectiva del pueblo entre las montañas y los campos de cultivo. La estampa luce más en otoño. Si estamos con ganas podemos subir al cercano monte Sidorovo, lo que nos llevará media hora.

Fotos: Stefan Karpiniec / Maros

    1 Comment

  1. Me encanta esta aldea y sus costumbres .
    Pasamos por Eslovaquia rumbo a Hungría, no llevábamos visa, así que nos quedamos con ganas de conocer. Espero poder volver y visitar esa maravilla de aldea y algunas otras ciudades !

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