Negocios vietnamitas
Con buôn es un término despectivo vietnamita con el que la gente se refería hace siglos a los comerciantes. En un país confucionista, profundamente agrícola y confiadamente autosuficiente, el comercio era considerado una tarea frívola. Sobre el siglo XV, las cosas fueron cambiando. No es que Vietnam se empezara a abrir internacionalmente como otros lugares asiáticos, pero al menos el comercio dejó de tener la consideración de otras épocas. Este cambio de mentalidad se concretó en la ciudad portuaria de Hoi An, que ya tenía su propio pasado comercial bajo dominio champa. La llegada de los colonos franceses en el XIX supuso otro punto de inflexión económico para el país. Estos modernizaron el país, especializándolo en actividades agrícolas en el sur y extractivas en el norte. En medio de ambas regiones, Hoi An estaba empezando a declinar. Esto ha permitido que llegue hasta nosotros como mejor ejemplo de ciudad comercial precolonial en Vietnam. Su historia y mezcla cultural definen su urbanismo y una arquitectura protagonizada por la madera.
El nombre de Hoi An, que en tiempos derivó en Faifo, muestra ya el espíritu local: lugar de encuentro pacífico. Situada en la desembocadura del río Thu Bon, la zona fue ocupada por los indígenas Sa Huynh desde el siglo II a.C. Con el tiempo, fueron los champa los que dominaron aquí. Ellos sí creían en el comercio y fundaron Hoi An como capital económica, con My Son como capital religiosa y Tra Kieu política. Alrededor del siglo X, los viet empezaron a desplazar a los champa al sur. Hoi An quedó en una zona indeterminada y su rol comercial declinó. Las cosas cambiaron radicalmente en el siglo XVI. Con la región plenamente viet y el ascenso al poder de la dinastía Nguyen, Hoi An vivió una segunda juventud. Es la época de plena internacionalización que hoy podemos ver. Llegaron principalmente chinos, pero también portugueses, japoneses, holandeses e indios. Los portugueses fundaron una misión jesuítica aquí, inicio de la escasa cristianización del país. Los japoneses ocuparon todo un barrio.
Hoi An se convierte en el puerto comercial más relevante del sur del mar de China; especialmente en productos cerámicos, repartidos por medio mundo. El cénit definitivo llega en el XVIII. Sin embargo, el fin de los Nguyen se convierte en el fin del liderazgo de Hoi An. Los Tay Son, nueva dinastía, son campesinos contrarios al comercio internacional. Su gobierno fue corto, pero suficiente. A la vuelta de los Nguyen, las cosas habían cambiado. Estos, en agradecimiento a la ayuda prestada por los franceses, ofrecen el cercano pueblo de Da Nang para que los colonos establezcan un monopolio comercial. El exceso de limo de Hoi An la hace desaconsejable y Da Nang termina controlando el territorio. El declive de estos 200 años se ha interrumpido por el auge del turismo. También se ha convertido en la mayor amenaza para la autenticidad de la ciudad. La especulación inmobiliaria y una ingente cantidad de sastrería a medida se están haciendo con la ciudad.
Hoi An está en la orilla norte del Thu Bon, vertebrada por la calle Tran Phu que corre de oeste a este. Varias calles paralelas a esta son cortadas por pequeñas perpendiculares que terminan en el hoy modesto puerto de ferris. Este diseño procede de tiempos champa, pero la arquitectura es posterior. En realidad, como casi todo lo que vemos en madera, es difícil encontrar en Hoi An edificios antiguos: solo trazas de algunos de ellos van más atrás del siglo XIX. Los diseños mezclan tradición vietnamita con influencia extranjera, principalmente china en los tejados de tejas. Muchas casas particulares se combinan con un negocio. Entre estas se insertan casas dedicadas al culto familiar y otros halls más comunitarios, según origen. Hay catorce pagodas o capillas, especialmente en la calle principal. Un poco más antiguo es el puente cubierto japonés, probablemente la vista más fotografiada de Hoi An.
La ciudad cuenta con 120.000 habitantes y un turismo desbordante que llega desde el aeropuerto de Da Nang. Se cobra a los turistas extranjeros por entrar al centro histórico, aunque al menos a cambio de entradas. Si queremos conocer alguna casa hay museos o casas abiertas al público a cambio de propina. Navegar por el río, entre islas, es una actividad casi obligatoria. Otra actividad recurrente es la culinaria: Hoi An es una capital gastronómica y se ofrecen cursos. Si no queremos tanto podremos al menos visitar el mercado central y probar el plato local cao lau: cerdo con noodles y verduras. De abril a agosto hace mejor tiempo, pero esto va a la contra del resto del país y hasta podremos cruzarnos con un tifón. Si queremos ir a las islas Cham a bucear, frente a la costa, sí es imprescindible ir en estación seca. Otra excursión cercana es el pueblecito de Tra Que.
Fotos: Xiquinho Silva / Jean-Marie Hullot
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