Madera noble
Aunque un voivodato moderno polaco comparte nombre, el concepto de Małopolska o Pequeña Polonia alude a una de las regiones históricas que compuso el actual estado. Desde la Era de las Particiones polacas hace un par de siglos, la identidad cultural de Pequeña Polonia se ha disuelto parcialmente, pero aún conserva lazos comunes como su propio dialecto. Otro rasgo que nos llega del pasado es su arquitectura rural en madera, compartida con otras zonas del norte de Europa como Escandinavia. En común tenían la disponibilidad de coníferas como pinos y abetos, en el caso polaco gracias a los Cárpatos. La arquitectura siguió los diseños de casas de troncos en las que los maderos, tallados o no, se disponen horizontalmente en las paredes y se entrelazan en las esquinas con distintas variantes. Las mejores representantes de esta técnica constructiva en Małopolska son seis iglesias católicas tardomedievales diseminadas en su área rural, en seis pequeños pueblos donde los nobles quisieron ganarse plaza en el paraíso.
El origen de estas iglesias está en la szlachta, la nobleza polaca. De inciertos orígenes, la clase szlachta parece que originalmente se compuso de propietarios de tierras denominadas folwark. Los szlachta supieron jugar sus piezas en el siglo XV, durante el ascenso de Pequeña Polonia, y ganaron poder al controlar el órgano legislativo cuando se conformó la República polaco-lituana. Durante las Particiones polacas, la nobleza perdió buena parte de sus privilegios, por lo que las iglesias van del final de la Edad Media hasta el siglo XVIII. Simbolizaban el poder y el gusto artístico de cada miembro de la szlachta, que patrocinaba su construcción con el fin también de proveer de una identidad a su comunidad. Por tanto, no estamos ante iglesias improvisadas por el pueblo llano como la finesa Petäjävesi, sino que los fondos estaban garantizados. Solo en la etapa final surgieron iglesias más innovadoras que imitaban las iglesias barrocas en ladrillo. Sustituyeron así al gótico tardío que dominó históricamente las iglesias de Małopolska. Muchas desaparecieron, pero los aires románticos del siglo XIX permitió a varias sobrevivir.
Las principales iglesias de Małopolska fueron construidas entre los siglos XV y XVI, aunque las fechas concretas son difíciles de saber por la modestia inherente de los templos, construidos siempre en pequeños pueblos. En algunos casos, las iglesias no son las primeras en su localización, por lo que elementos como esculturas preceden a la propia construcción, como en Binarowa o Debno. El diseño más habitual es de una nave cuadrangular con un estrecho presbiterio y un altar cerrado a tres lados mirando al este. Los campanarios son posteriores, incluso del siglo XVIII. No fueron las únicas reformas, pues el material exige, especialmente en los tejados, renovaciones. En algunos casos, de hecho, se sustituyeron las tejas de madera por materiales modernos, pero estas reformas se revirtieron. Algunos de estos tejados, como en Sękowa o Binarowa, cubren con ayuda de arcadas la estructura hasta el punto de que exteriormente apenas se perciben las paredes. Es un estilo denominado localmente zaskrzynienia. El gótico de las iglesias, en su adaptación a la madera, se percibe en detalles como puertas, ventanas y arcos, en estilo ojival.
Uno de los ejemplos más tempranos de Małopolska es la iglesia de Haczow, de comienzos del XV. Del mismo siglo, pero finales, son varios frescos policromados, uno de los ejemplos más antiguos de pintura representativa en Polonia. Recoge tanto influencias occidentales, por ejemplo su disposición, como ortodoxas, y destaca por el ingenuo trazo de sus figuras. De mayor maestría, pero posterior, es el Juicio Final de Blizne, que destaca además por tener uno de los primeros campanarios. La decoración más original es la de Debno, que se realizó con la técnica del estarcido o pintura negativa a partir de 77 motivos diferentes. Algo parecido se aplicó en el techo de Lipnica Murowana, que también tiene frescos al uso. Esta iglesia es también la única fuera de los límites de la ciudad, lo que hace que su entorno sea más natural. En algunos casos, como Haczow y Blizne, una empalizada de madera protege la iglesia.
Las seis iglesias de Małopolska se localizan en un arco de más de cien kilómetros en el sureste polaco. Partiendo desde Cracovia, la primera es Lipnica Murowana y la última Blizne, aunque visitarlas todas en un día no es sencillo porque las carreteras no dejan de atravesar valles de los Cárpatos. En la misma zona, además, hay otro estilo de iglesia de madera algo posterior, las tserkvas de los rutenos, que es buena idea combinar. Las iglesias no son precisamente puntos turísticos, lo que por un lado nos permitirá visitarlas sin aglomeraciones, pero por otro nos complicará encontrarlas y verlas por dentro. Será cuestión de azar coincidir con una misa u otros turistas, aunque también suelen tener dispuesto un número de teléfono para que alguien venga a abrirlas.
Fotos: Sebastian Mierzwa / Honza Groh
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