Pueblos escalonados
El kurdo es uno de los pueblos más sufridos de Oriente Medio. Divididos entre Turquía, Siria, Irak e Irán, la historia viene de largo, cuando los territorios que ocupaban eran objeto de disputa entre otomanos y persas. Estos segundos tienen una relación ambivalente con ellos. El hecho de que alguna de las dinastías históricas persas tenga orígenes kurdos les ha acercado a estos, pero al considerarlos un pueblo asociado nunca han entrado ni a debatir una posible autonomía política. Además, hay otra variable cruzada en la ecuación, la religiosa. Muchos kurdos profesan el Islam suní, rival del chií que domina Irán. Los kurdos se ubican principalmente en el noroeste, donde suman unos seis millones de personas. Kermanshah y Sanandaj son sus principales ciudades. La segunda está enclavada en medio de las montañas Zagros, contexto que los kurdos llevan siglos domando. No es fácil, pero tribus kurdas como los hawraman se han especializado. Al vivir en el corazón de las montañas han mantenido su esencia bastante al margen de los vaivenes políticos de la región.
En la Antigüedad, kurdo no era una palabra que designara un grupo étnico diferente, sino que era una referencia a los pueblos persas nómadas. Este rasgo cultural se ha perdido en la mayor parte del Kurdistán, pero pueblos como los hawraman lo siguen practicando parcialmente por su estructura productiva. Se estima que estos pueblos ejecutan desde el Neolítico un patrón de migración estacional acompañando a sus rebaños. De este modo, durante buena parte del año ocupan las zonas bajas de los angostos valles de las montañas Zagros, mientras que al llegar al verano se trasladan a las zonas superiores donde residen en sencillas viviendas tradicionales construidas en piedra seca denominadas havar. Esto se puede afirmar solo de forma general, porque en realidad los hawraman presentan distintos patrones de migración estacional. Cada pueblo ha ido diseñando el suyo de acuerdo a los recursos y circunstancias de su entorno, que en general en las montañas Zagros son de alta exigencia por la poca disponibilidad de tierras fértiles.
La inundación de una región por la presa Darian fue el punto de partida de una intensa campaña arqueológica que analizó distintos yacimientos en la zona. Dataron la presencia humana desde hace 40.000 años. Se estima que los pueblos hawraman llevan viviendo en los valles de Zhaverud, Takht y Lahun, distribuidos en dos provincias iraníes, desde hace cinco milenios. Salvo alguna inscripción y documento, poco se sabe de ellos en tiempos antiguos, aunque hay quien ve en las raíces de su nombre una conexión con la religión zoroastriana, aún practicada en algunos feudos. Hace unos siglos, en plena era musulmana, hubo un repunte de población que llevó al establecimiento de nuevos asentamientos en los tres valles. Muchos de ellos, más las infraestructuras para conectarlos entre sí, proceden de esta era medieval. En todo caso, todos replicaron uno de los patrones de vida seminomádica vertical más antiguos de los que se tiene constancia. Además de las tradicionales intangibles asociadas a la cultura hawrami, esto se materializa en los valles en pueblos de acusada verticalidad, terraceo de cultivos y los havars.
Los tres valles que comprenden la zona de influencia hawraman albergan trece pueblos tradicionales que gracias a su aislamiento han sorteado la modernidad de otras zonas kurdas. No conectados directamente entre sí, cada valle conforma su propio universo. Solo un pueblo supera los mil habitantes, Takht Hawraman. Aunque más extendido por la empinada ladera, en él podemos identificar los principales rasgos de los pueblos hawraman. Hablamos de una arquitectura basada mimetizada con su entorno de piedra, barro y madera y una particular estrategia para sortear la ausencia de espacio. En ocasiones, el tejado de una vivienda es el patio del vecino de arriba. Cerca de Takht, además, hay un santuario de aires zoroastrianos. La otra localidad de referencia de los hawraman es Palangan, habitualmente nombrado como uno de los pueblos más bellos de Irán. Localidad de referencia del valle Zhaverud, sus características son equiparables. En los alrededores encontramos además restos de una antigua fortalezas.
Hawraman/Uramanat es una zona poco turística para los extranjeros, aunque pueblos como Palangan son muy famosos entre los propios iraníes. A unas dos horas, Sanandaj es la ciudad de referencia, aunque el desvío de la carretera en Kamyaran hace posible que encontremos aquí transporte colectivo. Las carreteras son auténticamente de vértigo, aunque más aún lo son en el valle de Takht. Es ideal quedarse una noche en alguna de las muchas estancias que los locales ofrecen, aunque siempre bajo condiciones muy sencillas. Nos podemos involucrar en la vida del pueblo bajando al río y degustando trucha a la parrilla. Menos visitado por su mayor lejanía es Takht, aunque sería el segundo pueblo en visitantes. Esta zona montañosa tiene clima muy extremo, así que es conveniente venir en primavera u otoño.
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