Praga a escala
En el sur de Bohemia, la región occidental de la República Checa, muchas ciudades se han quedado ancladas en el pasado, conservando su centro histórico. La industrialización primero y las Guerras Mundiales después las afectaron solo tangencialmente, por lo que son un catálogo del crecimiento urbano en Centroeuropa. De todas ellas, la más importante es sin duda Český Krumlov. Esta pequeña urbe fue el centro de poder de los Rožmberk o Rosenberg, una poderosa familia que controló el sur de Bohemia durante tres siglos. Nacieron como una rama del clan Vítkovci en el siglo XIII y desde Český Krumlov influyeron en la arquitectura de toda la región. La ciudad cambió de manos en un par de ocasiones y enriqueció sus edificios, pero, llegado el siglo XVIII, prácticamente se paró en seco. Caminar por sus calles es un viaje hacia atrás en el tiempo.
La ciudad nació en el siglo XIII para aprovechar un vado del río Moldava que era utilizado de forma extendida como paso de mercancías. Los Rosenberg, por su parte, iniciaron su dinastía con otro castillo en una localidad cercana, pero ya hay un documento del año 1253 que señala la existencia del castillo de Český Krumlov. Los Rosenberg fueron influyentes durante más de 300 años, ya fuera como apoyo o como oposición a la corona de Bohemia. A finales del XVI, la influencia llegó a su punto más alto con Vilém, solo para caer en la generación siguiente. Petr Vok agotó la dinastía y vendió el castillo al emperador Rodolfo II. Este fue vendido poco después a la dinastía Eggenberg, más o menos cuando se creó el ducado de Krumlov. Cuando en 1719 esta dinastía vio su propio fin pasó a manos de los Schwarzenberg, que lo conservaron hasta 1945. Los comunistas confiscaron el palacio y la ciudad sufrió un retroceso que se ha podido revertir en los últimos años gracias al turismo.
El centro de la ciudad en sí es un catálogo de edificios del siglo XIV al XVII con estilos gótico, renacentista y barroco. Český Krumlov está situada en un pronunciado meandro del río Moldava en forma de herradura, desde donde fue creciendo de forma bastante orgánica, sin grandes sobresaltos. Como muchas ciudades de la época y región, el centro es una plaza mayor de la que parten calles radiales hasta una calle que camina paralela a las murallas, de las que se conserva la puerta Budejovicka. El edificio más importante del casco antiguo es la iglesia de San Vito del siglo XV, que anticipó el recurso gótico de la bóveda reticulada, muy influyente en Bohemia. Por lo demás, paseando por Český Krumlov veremos casas de antiguos burgueses de buena calidad gracias al dinero del comercio y la artesanía, con mucho techo renacentista y fachada barroca. Varias de estas casas juntas forman el ayuntamiento, al que luego se le dio una fachada renacentista uniforme.
Muchas ciudades checas, Praga sin ir más lejos, tienen un diseño multinodal en el que hay varios centros. En la práctica, esto quiere decir que para llegar al Castillo hay que cruzar el Moldava. Justo al este del Castillo está el otro barrio histórico, el de Latrán. El Castillo es el segundo en tamaño de Bohemia, solo por detrás del de Praga. Tiene elementos góticos, renacentistas y barrocos, dominando este último. El paso de los siglos fue añadiendo elementos al Castillo, algo parecido a lo que ocurre en la capital checa. Así, dentro hay un jardín rococó, un palacio de verano, una escuela de equitación y, sobre todo, un teatro barroco. Este fue también levantado por los Eggenberg, pero completado en el XVII por los Schwarzenberg. Es uno de los teatros de época que mejor conserva todos sus elementos, incluidas maquinaria, cortinajes, etc. Por esta razón solo se utiliza para representar una ópera barroca tres veces al año.
Český Krumlov se mantuvo siempre pequeña y no ha cambiado, pues tiene unos 13.000 habitantes. Esto no quita para que sea una de las ciudades más visitadas del país, sobre todo por alemanes y austriacos. Muchos llegan desde Praga en un viaje de ida y vuelta en el día, a pesar de que lleva tres horas en autobús. No es mala idea hacer noche en Český Krumlov para disfrutar de sus calles menos atestadas y aprovechar para hacer otras cosas. Se pueden visitar muchos castillos más por la zona, como el original de los Rosenberg, o hacer rafting en el río Moldava. Ya en la ciudad, además de pasearla, en el Castillo se puede optar por hacer visitas guiadas opcionales. El Castillo es gratuito salvo una torre y el teatro. El mejor momento de Český Krumlov es el solsticio de verano en junio, cuando la ciudad celebra el festival de la rosa de cinco pétalos. Todo el centro se viste de época medieval y se celebran bailes, esgrima, etc. Además, durante todo el verano hay un festival internacional de música.
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