Aires franceses
Hasta finales del siglo XVII, la costa de Marfil apenas llamó la atención de los mercaderes europeos ante la ausencia de imperios africanos que pudieran intermediar en sus negocios. En 1687 llegaron los primeros misioneros y comerciantes franceses que se instalaron en Assinie, en el sureste del actual estado. La aventura no tuvo mucho éxito y en 1704 abandonaron la primera construcción europea aquí, el fuerte Saint Louis. Hubo que esperar más de un siglo a que los franceses retornaran. Cerca de Assinie levantaron Fort Joinville en el asentamiento de Grand-Bassam. El almirante Édouard Bouët-Willaumez firmó un acuerdo con el líder local del reino Krinjabo e inició el despegue comercial. Grand-Bassam se convirtió así en el punto de partida del protectorado francés de Costa de Marfil, asentado en los años 80 del siglo XIX y ratificado en 1893 cuando el territorio se otorgó oficialmente como colonia a Francia. Entonces arrancó el programa constructivo que haría de Grand-Bassam una de las principales ciudades planificadas de la costa oeste del golfo de Guinea, símbolo de la relación entre africanos y europeos en el siglo XIX.
Grand-Bassam se encuentra a orillas de la laguna Ébrié, en la que se encuentra también la capital Abiyán, pero justo donde desemboca el río Comoé. El nombre parece proceder de la voz Alsam, que era como los nativos llamaban a esta desembocadura. Distintos pueblos de origen akan vivieron en la región en la era precolonial, especialmente los N’Zima, comerciantes que vieron en los europeos una ampliación de mercado. En el siglo XIX se había conformado Grand-Bassam, con el rey Attékeblé al frente, cuando se firmó el protectorado. Otros pueblos vieron la desventaja y trataron de expulsar a los franceses, aunque peor fue la fiebre amarilla. Una figura clave para asentar la colonia fue Arthur Verdier, exitoso comerciante de café. Con el paso de las décadas, Grand-Bassam fue la base para explorar el interior del continente hasta que el reconocimiento de colonia impulsó la construcción de edificios administrativos más allá del fuerte. Además, se abrieron los canales para la comunicación en la laguna Ébrié. En 1899, una gravísima epidemia de fiebre amarilla acabó con el auge de Grand-Bassam, aunque no con su influencia económica.
Tampoco le vino bien su localización a expensas del oleaje y las mareas. Se solucionó varias veces reparando y ampliando el puerto, pero fue un trabajo continuo. A pesar de ello, Grand-Bassam siguió atrayendo población y sobre 1920 acabó su programa urbano. Un nuevo puerto cerca de Abiyán, mucho más eficiente, empezó a mover el polo de poder antes de la II Guerra Mundial. Poco después de acabar esta, Grand-Bassam tuvo su último momento de protagonismo político con el apresamiento en 1949 de los primeros combatientes anticoloniales. Costa de Marfil consiguió su independencia unos años después, en 1960. La disminuida actividad de Grand-Bassam tuvo un parón definitivo en 1965 cuando el oleaje arrasó por última vez el puerto. La población emigró a Abiyán dejando tras de sí una ciudad casi fantasmal. Afortunadamente, las autoridades no dejaron la ciudad a su suerte y han ejecutado varios programas de restauración.
La ciudad colonial de Grand-Bassam se localiza en una barrera costera de 400 metros de ancho entre la laguna y el golfo de Guinea. Se une a otra gran isla donde esta el faro histórico de 17 metros de altura a través del Pont de la Victoire. La ciudad tiene un urbanismo europeo, con manzanas dedicadas y calles rectilíneas. Se distinguen tres zonas: residencial, administrativa y comercial, mientras que al este queda el pueblo de pescadores N’Zima, previo a la colonización y con secciones del bosque sagrado Bouakey. Las viviendas residenciales coloniales son alargadas y están preparadas para favorecer la circulación del viento. En la zona comercial, los edificios son más grandes para funcionar como almacén, como sucede con Ganamet House. La zona administrativa es la más rica en edificios históricos como el palacio del gobernador, el edificio de correos y aduanas, el palacio de justicia y la casa del tesoro. Otros edificios como la catedral son modernos.
Las playas al sur de Grand-Bassam se han convertido en uno de los puntos turísticos principales para los habitantes de Abiyán, por lo que hay numerosos hoteles y restaurantes. El turismo internacional también es habitual, incluidos cruceros. Como complemento a las playas, el aura fantasmal del Grand-Bassam es el contrapunto cultural. El palacio del gobernador se ha convertido en el Museo Nacional del Traje y principal punto a visitar. Es más un museo etnográfico que de vestidos. Alrededor hay una zona comercial para comprar artesanía local, principalmente cerámica. Aparte podremos pasear por la ciudad y comer en un marquis, restaurantes de comida típica. En mayo, junio, octubre y noviembre llueve más, pero a finales de octubre los N’Zima celebran la Fête de l`Abissa, festival de los muertos.
Fotos: Kateregga1 / Cyriac Gbogou
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