Oscuro pasado reciente
El catálogo de infamias a gran escala del siglo XX es muy nutrido. Una que duró cerca de medio siglo y se finiquitó solo en los años 90 fue el apartheid sudafricano y namibio. El sistema, iniciado en 1948 en ambos estados, dirigidos por los antiguos colonos, se perfeccionó tanto que se ha convertido en el sustantivo para denominar regímenes especializados en eliminar derechos de minorías. Incluso aunque esas minorías sean una mayoría de la población, como sucedía en Sudáfrica. La segregación racial impuesta aquí supuso el desplazamiento forzoso de tres millones y medio de personas. Pero no solo en los barrios había segregación: colegios, hospitales, matrimonios, negocios e incluso playas. Por descontado, las personas que no fueran consideradas blancas no tenían voz ni voto. Tras asegurarse de que cualquier tipo de rebelión y protesta fuera sistemáticamente pisoteada, el apartheid empezó a debilitarse en los años 80 por la presión internacional. Finalmente, tras años de reformas, en 1994 todos los sudafricanos pudieron votar. Inevitablemente, la minoría se convirtió en mayoría. Nelson Mandela se convirtió en presidente y en el símbolo del fin del apartheid. Otro símbolo fue Robben Island, donde Mandela estuvo preso 18 años.
La isla de Robben, frente a Ciudad del Cabo, tiene apenas cinco kilómetros cuadrados. Es totalmente plana pese a ser la cima de una montaña submarina. Su nombre proviene de las antes habituales focas, hoy sustituidas por una colonia de pingüinos. Aunque fue utilizada como estación de paso por barcos, Robben está en una zona peligrosa para navegar. Numerosos pecios pueblan sus aguas circundantes y reflejan la historia del país, pues la mayoría son holandeses y británicos. El primer administrador de la isla, Jan van Riebeeck, levantó para evitarlo un rudimentario faro en la colina Minto, donde hoy hay uno del siglo XIX. Estas condiciones de navegación fueron una de las causas para elegir Robben como correccional en el siglo XVII. No existía ni Ciudad del Cabo cuando un líder tribal, Autshumato, se instaló para comerciar con europeos. En 1658, tras sentirse engañado en una transacción, robó a los holandeses y se convirtió en el primero prisionero en la misma isla. También en el primer fugado.
A pesar de ello, los colonos empezaron a usar Robben para retener a presos políticos. Además de cárcel, las canteras de caliza de Robben eran objeto de trabajos forzosos. Robben fue utilizada con amotinados, incómodos líderes políticos y religiosos o rebeldes. Los ejemplos abundan: Makhanda, líder de las rebeliones xhosa frente a los británicos, o Langalibalele, líder de una rebelión en el este, son solo dos de muchos. En el siglo XIX, la función de Robben cambió y fue lugar de cuarentena, especialmente para enfermos de lepra: llegaban a cientos a finales de siglo. Tras ser militarizada en la II Guerra Mundial, el apartheid le devolvió su rol carcelero. Desde 1961 se empezaron a trasladar políticos y criminales convictos. Muchos pertenecían al ANC, partido creado por indígenas en 1912 que vio cómo el apartheid les ilegalizaba a ellos o al PAC, una escisión radicalizada. Estos últimos sufrieron la masacre de Sharpeville en 1960. Fue el punto de inflexión que dio paso a estrategias de sabotaje y guerrilla, las que llevaron a Mandela a Robben Island poco después. Hasta 1982, Mandela sufrió unas condiciones inhumanas, pero también creció su figura a nivel internacional.
Robben cerró como prisión en 1996, dos años después de la victoria electoral del ANC, partido hegemónico desde entonces. La isla se convirtió en un símbolo del apartheid y centro turístico. Sus restos arrancan con las canteras de caliza del XVII. La principal zona edificada está en el sur y se conoce como el pueblo. Fue construida por los británicos, de los que se conserva algún edificio en buen estado. Su iglesia anglicana de 1841 es un ejemplo temprano de gótico de El Cabo. Hay otra iglesia posterior construida por los enfermos de lepra. Está camino de Murray’s Bay, puerto construido en la era militar. A su lado está el correccional del apartheid, lugar más simbólico. Moturu Kramat es posterior. Se trata de un edificio que recuerda el apresamiento de un líder musulmán del XVIII.
Robben Island es una atracción imprescindible al viajar a El Cabo, la ciudad más turística del país. Ante la avalancha de turistas, hace tiempo se estableció un cupo diario de visitantes. Es necesario reservar por Internet para asegurarse una plaza. Otro tema es que el día elegido tengamos la suerte de poder navegar hasta la isla: el mar lo impide muchas veces. Los tours parten del W&A Waterfront y duran unas tres horas y media. Una vez en la isla, un bus nos llevará por distintos puntos acompañados de un guía. En el correccional suelen ser antiguos presos los que cuentan su historia, muy reciente para muchos.
Fotos: Moheen Reeyad / South African Tourism
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