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Ruta del incienso – Ciudades del desierto del Neguev

Ruta del incienso – Ciudades del desierto del Neguev

Meridional (Israel)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 13 09, 2020
  • Category:

Enlace nabateo


Según San Mateo, al nacer Jesucristo varios reyes le obsequiaron con oro, mirra e incienso. Que el oro es valioso no necesita explicación, pero los otros dos regalos siempre han extrañado. En la época de la que hablamos, sin embargo, mirra e incienso eran dos materias primas locales que por sus características, en este caso perfumantes, atraían a los ricos de lugares lejos de su producción. Tanto era así que se montaron rutas enteras para su distribución cuyo coste era compensado por el precio pagado. La mirra etíope y el incienso arábigo fueron las dos principales mercancías que los nabateos llevaron hacia el Mediterráneo. Las caravanas partían de su capital, Petra, afrontando un largo camino por el desierto de Neguev. Esta ruta de más de cien kilómetros, hábil desde el siglo III a.C. hasta el II, necesitaba de servicios. Para ello se levantaron una serie de ciudades, fortalezas y caravasares posteriormente abandonados. Además de edificios, estos lugares reflejan el alto nivel de conocimiento en irrigación de los nabateos.

Panorámica de Avdat en el desierto de Neguev

Estos últimos kilómetros eran los más duros de la ruta del incienso. En total eran 2.000, pero la mayor parte se realizaba en barcos por el mar Rojo tras cargar la producción al sur de la península arábiga, donde llegaba a su vez especias de India. Para los nabateos, esta ruta lo fue todo. Esta modesta tribu de origen beduino, maestra en extraer agua de la nada, consiguió fundar su imperio sobre el 400 a.C. y mucha culpa la tuvo esta ruta. Un general de Alejandro Magno quiso hacerse con el imperio nabateo para controlarla, aunque en el intento parcialmente los helenizó. También les llevó a expandir su ruta hacia el noroeste para asegurarla. Rivales comerciales directos de los persas, los nabateos se aliaron con los hasmonitas primero y los romanos después, aunque con estos siempre negociaron su relación. Las nuevas rutas establecidas por estos obviaban el desierto de Neguev, por lo que sus ciudades declinaron. La crisis del imperio romano las azotó. Tras abrazar el cristianismo, se abandonaron definitivamente sobre el siglo VII. 

El rocoso desierto de Neguev ocupa más de la mitad de la extensión israelí. Está encajado entre el Sinaí y el valle de Aravá, al sur del mar Muerto. Cuatro ciudades quedan al sur de Beerseba, principal ciudad de Neguev. Representan una foto fija del urbanismo y arquitectura en tiempos nabateos, aunque aquí no veremos tumbas monumentales como en Petra y Madain Salih. La ciudad más relevante es Avdat, tanto por su posición privilegiada sobre un promontorio como por conservar el templo de Oboda, dedicado al deificado rey Obodas II. Avdat se abandonó tras un terremoto en el siglo VII, por lo que cuenta con restos romanos y bizantinos. Es la norma en Neguev y lo mismo ocurre en Mamshit. Esta, siendo la más pequeña, destaca por su estado de conservación. Especializada en cría de caballos, en Mamshit se han descubierto ricos tesoros y mosaicos. Shivta está también bien conservada, contando con varias iglesias abandonadas en tiempos musulmanes. Por último, Haluza es la menos investigada y más erosionada por las continuas arenas que la cubren.

Iglesia de Mamshit en el desierto de Neguev

Cuando la ruta declinó, sus asentamientos buscaron alternativas y desempolvaron los profundos conocimientos nabateos en irrigación: presas, canales y cisternas. Además de agricultura de subsistencia, las ciudades se convirtieron en centros vinícolas, como atestiguan las muchas presas encontradas que sugieren buenas producciones. Lugares como el caravasar y fortaleza de Moa tienen algunos de los mejores ejemplos de hidráulica nabatea, con un sistema de canales alimentado desde un arroyo subterráneo. Igual que el otro caravasar, Saharonim, se distinguen estancias como cocinas, baños, habitaciones y talleres. Fortalezas como Kazra, Nekarot, Makhmal y Graffon están en general en peor estado, aunque sobreviven restos de torres y estanques. Además, en Neguev se han descubierto 22 mojones cilíndricos. Marcaban los kilómetros en los caminos, de los que queda algún trazo.

El desierto de Neguev ha ido creciendo como destino turístico, tanto por las vistas que ofrece en oasis, montañas y enormes cráteres, como por los beduinos. Las puertas de entrada son la ciudad resort de Eilat en el golfo de Aqaba y la capital de facto, Beerseba. El único lugar que recibe flujo turístico es Avdat, entre otras cosas porque está en la carretera general y no precisa de 4×4. Además de ver sus ruinas hay una granja experimental que replica métodos nabateos y las cisternas Remalia, en uso. La segunda opción sería Mamshit, que se puede combinar con Masada en un intenso día. El tercer lugar en discordia sería Shivta, en un lugar más remoto camino de Egipto. Hay también tours especializados que recorren varios de los lugares en un solo día. Especialmente si vamos en verano hay que tener en cuenta el abrasante calor de la región.

Fotos: Etan Tal / orientalizing

    2 Comments

  1. Genial ; Gracias por compartir felicitaciones

  2. Me encanta poder ver esos lugares de los cuales hablan la biblia,gracias por la informacion y las fotos.

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