Fuerte de perlas
El año 1939 marcó al pequeño país pérsico de Catar. Entonces bajo el protectorado británico, ese año se descubrieron las primeras reservas petrolíferas que convirtieron a Catar en lo que es hoy: el país con mayor renta per cápita del mundo. Debates sobre su reparto al margen, el cambio ha sido radical para un estado siempre bajo el control de pueblos más poderosos. Los cataríes llevaban siglos dedicados a dos ocupaciones: la humilde pesca y la más rentable extracción de perlas, venida a menos desde que Japón descubriera cómo cultivarlas. Esta segunda actividad atrajo históricamente a distintos pueblos como las tribus utub, que llegaron desde Kuwait a mediados del siglo XVIII. Fundaron su principal ciudad en la costa norte, frente a Baréin. Fue Al Zubarah, asentamiento centrado en la pesca y extracción de perlas que tuvo una corta vida. Atacada a comienzos del siglo XIX, su progresivo abandono llevó a que la arena la cubriera. Se preservó así una ciudad que representa el urbanismo del golfo Pérsico a comienzos de la Edad Contemporánea.
Las tribus utub llegaron en 1766 a la península catarí desplazando a Bani Khalid, confederación árabe que gobernaba el cercano oasis Al-Ahsa. Su débil gobierno en Catar dejó hacer a los utub, que con la confederación Al-Khalifa se instalaron impulsando Al Zubarah. No fundaron la ciudad de la nada, sino que utilizaron un asentamiento de pescadores venido a más que creció con una exención de impuestos al comercio. Al Zubarah sirvió también para aglutinar la dispersa población del norte catarí en torno al negocio de las perlas. A finales del siglo XVIII se había convertido en la ciudad más poblada del golfo pérsico, algo que atrajo miradas enemigas. Los utub se mantuvieron independientes entre sus poderosos vecinos, cambiando de alianzas constantemente para mantener su negocio de perlas. Omán, Persia y los nuevos actores de la península arábiga, los saudíes, pusieron en duda su independencia. Los últimos, de hecho, posiblemente ocuparon la ciudad en 1809 iniciando un leve declive.
Fueron los omaníes los que en 1811 atacaron la ciudad y la incendiaron hasta lograr que no se recuperara. Pasado su cénit, Al Zubarah se mantuvo en un modesto segundo plano durante el resto del siglo XIX, hasta que nuevos conflictos con los británicos llevaron a su abandono total cuando era otomana. Tiempo después, en 1938, el emir catarí y creador del actual estado Jassim Al Thani levantó la estructura más reconocible de Al Zubarah, el fuerte que se encuentra a la entrada. Sustituyó al fuerte histórico de la ciudad, Qal’at Murair, construido en el siglo XVIII y hoy en ruinas. Se había levantado a las afueras, estratégicamente localizado sobre varios pozos de agua. La ciudad de Al Zubarah hizo honor a su nombre, montículos de arena, cubriéndose totalmente en poco tiempo. Las labores arqueológicas se iniciaron en los años 80 con ayuda de un equipo danés, pero solo en los últimos años se ha comprendido su extensión, cuando llegó a contar con más de 5.000 personas. Vivían en una ciudad de vibrante comercio bajo un diseño ordenado de calles, plazas, barrios y zocos.
Al Zubarah estaba protegida por un sistema doble de murallas, el más externo de roca coralina complementado con 22 torres circulares. Estas murallas se extendían hasta Qal’at Murair para garantizar el suministro de agua a la ciudad. Hay otra muralla interior posterior más corta, posiblemente adaptada al menor tamaño de Al Zubarah tras 1811. Los arqueólogos han descubierto un par de palacios y varias casas con un patrón habitual en el golfo, compuestas de pórtico exterior y patio interior. Podían funcionar también como talleres de procesamiento de las distintas actividades económicas: perlas, pescado, dátiles, etc. Construidas de piedra revestida, eran las más lujosas, mientras que cerca del mar se han descubierto restos de modestas construcciones de madera. En el puerto, fortificado con una prolongación de la muralla, se han excavado almacenes que demuestran el rol comercial de Al Zubarah, mientras que en el mar yacen los pecios de las embarcaciones del último gran conflicto de la ciudad.
Las ruinas de Al Zubarah se encuentran unos cien kilómetros al noroeste de Doha, actual capital catarí, por lo que es sencillo visitarlas en excursión de un día, incluso en autobús publico. También forma parte de tours organizados desde Doha que cubren el norte del país y lo unen a sitios como los manglares de Al Thakira. Si vamos por libre, el lugar al que dirigirse es el fuerte de 1938, reconvertido hoy en un museo y centro de visitantes al área arqueológica. Esta no es visitable por libre, pero hay posibilidad de hacerlo si nos hacemos socios de Qatar Museums y acudimos al lugar con un tour organizado por estos. Como en todo el golfo pérsico es conveniente evitar el pleno verano para visitar esta sofocante zona.
Fotos: Vincent van Zeijst / Steven Byles
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