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Itchan Kala

Itchan Kala

Corasmia (Uzbekistán)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 21 10, 2020
  • Category:

Puerta del Karakum


Tres cuartas partes del actual estado de Turkmenistán están ocupadas por el desierto de Karakum, también conocido como desierto negro por el sustrato que yace bajo la arena. Al norte queda la cuenca del río Amu Daria, vertebradora de Uzbekistán, mientras que al sur están las regiones que en su día fueron centro de la Persia de la dinastía parta. Esta barrera natural ha sido un reto para las caravanas del desierto, que se enfrentaban a 400 kilómetros de la más absoluta nada entre ciudades históricas como Beruniy, Kunya-Urgench, Jiva y Nisa. Las tres primeras son las capitales históricas de la región histórica de Corasmia. Jiva fue la última tras una serie de cambios en el curso del Amu Daria y la destrucción de Kunya-Urgench. Un descendiente de Gengis Kan fundó el kanato de Jiva, vigente desde el siglo XVI hasta la invasión rusa. Durante ese tiempo fue atosigada por Persia, Rusia y, especialmente, su vecina Bujará. También hubo hueco para el desarrollo arquitectónico. Construidos o reformados, de esta era son los principales monumentos de Itchan Kala, centro histórico de Jiva.

Homogéneo centro de Jiva o Itchan Kala

Los orígenes de Jiva están plagados de leyendas que siempre hacen referencia a su extraordinario sistema de irrigación a las puertas del desierto Karakum. Fue capaz de desarrollarse agrícolamente en su complicado contexto y servir así de puerta para las caravanas del desierto. No queda clara su fundación, pero estaría en torno al siglo V. Inicialmente, los habitantes tenían origen persa, como en todo Corasmia, pero sobre el siglo X llegaron oleadas túrquicas. Los principales fueron los mongoles, que conquistaron la ciudad en 1221. En el siglo XIV, Tamerlán derruyó la ciudad de Kunya-Urgench abriendo las puertas al protagonismo de Jiva. Primero fue centro administrativo y finalmente fundó su kanato. La población había vuelto a cambiar y los uzbekos eran mayoría. Dominaban una población esclava de origen persa y ruso, lo que avivó las enemistades con estos poderosos pueblos. Nader Shah liberó a los primeros en 1740, pero solo puntualmente. Los segundos la conquistaron definitivamente en el siglo XX.

Se inició así la unión de Corasmia con el resto de Uzbekistán o, lo que es igual, la unión de Jiva con Bujará y Samarcanda, sus rivales del curso alto del Amu Daria. La rivalidad no fue impedimento para compartir influencias arquitectónicas y urbanísticas, como es patente desde que entramos en Itchan Kala, centro intramuros opuesto a Dichan Kala, sección extramuros de Jiva. Los separan más de dos kilómetros casi continuos de murallas de ladrillo de diez metros de altura. Originalmente medievales, fueron reformadas en su forma actual en el XVII y están perfectamente conservadas. Con numerosas torres y un paseo de ronda almenado, originalmente tuvo once puertas. Las principales formaba el eje este-oeste que domina el plano rectangular ligeramente estrechado por el norte que presenta Itchan Kala. En el interior se conservan cincuenta monumentos históricos y 250 casas antiguas, en buena parte gracias a las medidas de conservación vigentes desde los años 60.

Puerta y murallas de acceso a Itchan Kala

Casi todos son fruto del cénit de Jiva, entre los siglos XVIII y XIX, aunque en no pocos casos se basan en edificios anteriores. Un ejemplo es la mezquita del Viernes o Djuma, principal de la ciudad. Conserva una sala hipóstila con 112 columnas de madera, algunas reutilizadas desde los siglos X-XII. Junto a las modernas forman un bosque de columnas en un edificio de arquitectura sencilla y original, sin cúpulas ni vestíbulos. En arquitectura civil destaca la vieja fortaleza o Kunya Ark, que hizo las veces de palacio real. Tras varios ataques, la mayor parte de lo que vemos es de comienzos del XIX, especialmente sus lujosos mármoles, azulejos de mayólica y maderas nobles. Ligeramente posterior es el palacio de piedra o Tach-Khauli, mandado construir por Alla-Kulli-Khan, uno de los principales constructores de Itchan Kala. En este, la decoración de los patios interiores alcanza su esplendor. Más allá de otros ejemplos de madrasas, baños, mausoleos, mezquitas o palacios, el principal valor de Itchan Kala es la homogeneidad de su centro histórico.

Jiva cuenta hoy con solo 40.000 habitantes, pero no suele fallar en los circuitos de Uzbekistán, aunque siempre en posición secundaria frente a Bujará y Samarcanda. El aeropuerto más cercano está en Urgench, pero mucha gente llega por tierra tras un cansado viaje por el desierto desde Bujará, a 500 kilómetros. Itchan Kala se camina fácilmente y ofrece un ticket que permite la entrada a los principales monumentos y museos. No hay que perderse el primer pozo de la ciudad, que según las leyendas fue origen de la ciudad en tiempos de Noé. Dichan Kala también merece un paseo y es donde mejor podremos comprar seda, producto típico, o acercarnos a un mercado a ver productos locales como frutas y frutos secos. Las temperaturas son aquí extremas, siendo recomendables primavera y verano.

Fotos: Patrickringgenberg / Dan Lundberg

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